Sus nombres pueden ser variados: “tusi”, “moncler”, “zombie” o “cocaína rosa”, pero todas son igual de peligrosas y mostraron un panorama alarmante.
Por Infobae
Abordar el tema drogas y adicciones, es cada vez más un recorte transversal de la vida en la realidad por la que transcurre una sociedad. El tema de ”las drogas” en el mundo abarca temas desde la política, la seguridad, la justicia, la economía, las relaciones entre grupos de poder, e inclusive entre Estados, que explican guerras, y hay un aspecto donde esto se exterioriza: la violencia creciente que este formidable negocio genera, que algunos lo sitúan ya como el primero o segundo en el mundo en movimiento de capitales.
Todo eso se manifiesta también en la parte más cruel, desgarradora que son los seres humanos, las vidas destrozadas, las propias, pero también una extensión mucho más grande la de las familias de quienes están inmersos en el mundo de la droga.
Hace muchos años, algunos lo recordarán por su presencia televisiva en nuestro país, conocimos a Antonio Escohotado Espinosa, fallecido en 2021, quien era un profundo estudioso del fenómeno de las drogas, filósofo, jurista, ensayista, traductor y profesor universitario español y su obra estuvo centrada en los ámbitos del derecho, la filosofía y la sociología.
De la mano de estas apariciones conocí su obra, en particular la formidable “Historia general de las drogas” (1983), que afortunadamente primero leí en su versión abreviada (llamada “Historia elemental de las drogas”) ya que la real, que leería luego, era de más de 1500 páginas.
Lo magnífico de esa obra era el contexto histórico, social, cultural y antropológico. Así queda en claro algo que sabemos: las drogas han acompañado a la humanidad desde el origen de la misma y describen muy bien el contexto amplio de las diferentes épocas mucho mejor que una lectura de la historia o la filosofía, que toman datos aislados.
Esta aclaración permite plantearse la pregunta: ¿que nos mostró este año 2023 al respecto, y qué sociedades ilustra? Algunas notas que se han publicado en Infobae son puntos demarcadores que, al unirlos, nos dan una imagen desde otro ángulo del año que está terminando. Hubo tres señales de alerta en relación al consumo problemático:
- Más alcohol. Se incrementó fuertemente en la pandemia todo tipo de consumo problemático y de alcohol. Esas cifras se estiman no solo no retrocedieron, sino que siguieron aumentando.
- Poliadicciones. El siguiente aspecto que se destaca en el año es que se trata ya mayoritariamente de poliadicciones y no el consumo aislado de una droga, de allí que al buscar el efecto de una u otra se olvida el efecto combinado y repetido en el tiempo no solo de drogas por llamarlas de alguna manera “clásicas”, como la cocaína, sino el de las de diseño y por supuesto el uso de creciente de diversos psicofármacos de uso medicinal y, desde ,ya el más aceptado socialmente y más peligroso, el alcohol.
Al mismo tiempo como notábamos en una nota el año anterior el contexto de los consumos en una sociedad y una política respecto a las adicciones contradictorias (La campaña “Consumí un poquito) y con serios problemas logísticos y legales en el abordaje de las enfermedades mentales, y en particular de las adicciones.
El 30 de abril de este año en una fiesta electrónica Manderine Park, como ya había pasado años antes en la tristemente célebre Time Warp, o Creamfields, fallece un joven de 27 años, Leandro Darío Nespral, y confirma una realidad cruda y brutal, sin interpretaciones o variaciones posibles: las drogas matan.
Algo más tarde en el mes de mayo, Emily Rodríguez en una fiesta privada en la que habrían participado activamente las drogas como macabro invitado, muere al caer desde un balcón en Recoleta, el llamado caso Sáenz Valiente.
- Distintos nombres, el mismo veneno. Los nombres de las supuestas drogas responsables como factor causal son innumerables: éxtasis, moncler, cocaína rosa, moncler verde, tusi, etc. Su consumo depende del nivel socio-económico y variarán en su composición y denominación, pero especialmente también en su toxicidad.
Drogas peligrosas
- Drogas sintéticas. Los datos son variables, así un informe considera que entran al mercado aproximadamente 500 nuevas drogas por año. Todos esos nombres cocaína rosa, Superman, etc. en realidad son las llamadas drogas sintéticas o de diseño, derivadas o relacionadas en general con derivados anfetamínicos en las cuales se busca incrementar el poder excitatorio o alucinatorio.
A diferencia de la tradicional marihuana, cocaína, las nuevas drogas son de elaboración sintética es decir de laboratorio. La búsqueda en estas es obtener mayores y diferentes efectos. La “prueba de campo”, es directamente en el consumidor final y allí vemos los resultados. Así el “tusi-la cocaína rosa” que fue encontrada en uso en el caso de Emily Rodríguez, se trata de una feniletilamina psicodélica de la misma familia a la cual pertenecen la PMMA (parametoximetanfetamina) MDMA (3,4-metilendioximetanfetamina), MDA y el resto de anfetaminas, como en el caso de la mayoría de las que estamos hablando.
Su mecanismo de acción es intervenir en la neuroquímica de dopamina, norepinefrina y especialmente de la serotonina, neurotransmisores por donde pasa la mayor parte de la actividad psíquica.
- Fentanilo. Más adelante en el año nos enteraríamos de la muerte del nieto de Robert De Niro a consecuencia del consumo de fentanilo. (Las 5 consecuencias devastadoras del fentanilo, la droga que provocó la muerte del nieto de Robert De Niro).
El fentanilo es un opioide sintético 50 a 100 veces más potente que la morfina que se utiliza como analgésico y anestésico en medicina tradicional. La venta ilegal es una droga con diferencias a la de uso médico en calidad y concentración. Se usa como sustituto o adulterante de la heroína u otros opioides. El fentanilo es extremadamente potente y puede causar sobredosis mortales incluso en pequeñas dosis.
Actúa al igual que la heroína, la morfina y otras drogas opioides, sobre el sistema nervioso central uniéndose a los receptores opioides, moduladores del dolor, placer, estado de ánimo y de allí su uso. Puede producir euforia, analgesia, sedación y depresión respiratoria.
- Drogas “zombie”. A mediados de año empezaron a llegar noticias de Estados Unidos donde inclusive se emitió un decreto presidencial para luchar contra el uso descontrolado de estas drogas, con riesgo de vida real y ahí vimos como las llamadas drogas zombie eran una nueva emergencia en salud (De qué manera las drogas “zombie” pueden devastar el cerebro)
Esa droga, en realidad, es una asociación de xilazina, un fármaco que se utiliza como sedante, analgésico y relajante muscular en medicina veterinaria. No tiene uso humano en medicina, pero se la usa asociada al fentanilo.
- Analgésicos potentes. Este consumo llegó hasta las pantallas y así mucha gente que no estaba al tanto conoció la tragedia que representa en el mundo, pero en Estado Unidos en particular, el uso de analgésicos potentes. Otra vez el fenómeno de escapar al dolor en sociedades en la búsqueda del placer inmediato y la huida del displacer. Así diversas series presentaron el fenómeno de los analgésicos potentes los “pain killers”, pero ya no de la droga-analgésica desde lo ilegal sino la instalación desde la industria, y reflejando las inevitables y graves, hasta mortales. La droga más cuestionada fue oxicodona. (La oxicodona y su impacto en la crisis de los opiáceos: de la prescripción a la adicción).
Al ser un opioide sintético es más potente que la morfina y más propensa a causar adicción. Recetada para tratar el dolor, la oxicodona lo hace al unirse a los receptores opioides en el sistema nervioso central, lo que reduce la percepción del mismo. Los efectos, entonces, son: sensación de euforia, somnolencia; náuseas y vómitos, confusión, adicción, depresión respiratoria y sobredosis.
Quizás la oxicodona, no sean tan frecuente en Argentina, pero el otro opiáceo que mencionaba, el fentanilo, empieza a ser en nuestro medio un real problema y señala la misma vía en la búsqueda del placer o huir del displacer, donde se encuentran las consecuencias que referíamos con el fentanilo y opiáceos asociados.
Al mismo tiempo, el fenómeno demostró estar fuertemente instalado en nuestra sociedad, ejemplo de ello los grupos en redes sociales en las que se obtiene con recetas falsas, entre otras opiáceos.
Ya terminando el año tuvimos la noticia de la muerte del actor Matthew Perry, y su muerte hizo público un libro autobiográfico “Amigos, amantes y la terrible gran cosa” (Friends, Lovers, and the Big Terrible Thing Mc Millan 2022) en el que describió su lucha contra esas poliadicciones que, de alguna manera, comenzaron en la infancia por un posible error diagnóstico.