Tegucigalpa – La violencia en las cárceles hondureñas es un problema grave y continuo que ha afectado a los presos ya la sociedad en general durante muchos años.
El sistema penitenciario hondureño ha sido criticado por la falta de recursos, el hacinamiento y la corrupción, lo que ha llevado a una violencia generalizada en las cárceles del país.
Una de las principales causas de la violencia en las cárceles hondureñas es el hacinamiento. Según informes oficiales, el sistema penitenciario hondureño está lleno al 200%, lo que significa que tiene el doble de reclusos que la capacidad total de la prisión.
Este hacinamiento genera una competencia constante por el espacio penitenciario, el acceso a los servicios básicos y el control del territorio.
Además del hacinamiento, la violencia carcelaria se ve alimentada por la falta de recursos y la corrupción dentro del sistema penitenciario. En este contexto, el criminólogo Gustavo Sánchez sostiene que prevenir la corrupción en los niveles inferiores de las prisiones tendrá un impacto positivo en el control penitenciario.
Corrupción administrativa
Sin que nadie lo supiera, dijo Sánchez, algunos guardias de seguridad y administradores intentaron facilitar el acceso a artículos como armas y teléfonos celulares.
Explicó que la reorganización del penal era necesaria porque estas personas, o bien ayudaban a los presos, porque los amenazaban, o bien porque conseguían dinero rápido, porque “de nada serviría que llegue una interventora y sigan las mismas personas”.
“Solo es de poner ahí, orden, honestidad. Las personas que vayan a poner ahí, de verdad cumplan un trabajo”, dijo.
Entre otras cosas, los analistas recomiendan limitar las llamadas. Hacerlo requiere coordinación entre agencias, operaciones de inteligencia penitenciaria y agentes encubiertos.
“Una vez que se combata la corrupción en los centros penitenciarios, ya no vamos a tener ese tipo de problemas”, dijo. Los informes sugieren que los guardias y otro personal penitenciario rutinariamente sobornan o chantajean a los reclusos para permitirles controlar el acceso a ciertos privilegios y recursos en la prisión.
Esta dinámica ha llevado a los grupos a enfrentamientos violentos en las cárceles. El gobierno de la presidenta Xiomara Castro está considerando actualmente «medidas urgentes» para enfrentar la crisis carcelaria, pero el anuncio de la estrategia se ha retrasado hasta el próximo martes.