Tegucigalpa – El pasado viernes, un tiroteo en San Jacinto (Texas), Estados Unidos, acabó con la vida de cinco personas de nacionalidad hondureña.
Entre los fallecidos se encontraban un niño de 8 años, dos mujeres y dos hombres.
El responsable del crimen, Francisco Oropeza, de 38 años y de nacionalidad mexicana, se dio a la fuga y las autoridades locales han ofrecido una recompensa de hasta 5 millones de dólares por cualquier información que conduzca a su arresto.
Ante esta terrible noticia, la representante del Sistema de Naciones Unidas en Honduras, Alice Shackelford, expresó sus condolencias a los familiares de las víctimas a través de Twitter.
Además, la madre de una de las fallecidas solicitó ayuda al gobierno de Honduras para repatriar los cuerpos de su hija y su nieto.
Asimismo, el canciller de Honduras, Eduardo Enrique Reina, exigió que se castigue con todo el peso de la ley al autor de este crimen múltiple.
Según el alguacil del condado de San Jacinto, Greg Alcaparras, las víctimas recibieron disparos en el cuello y la cabeza, lo que sugiere que se trató de una ejecución.
Este hecho ha causado mucha consternación en Honduras, donde se ha pedido que se detenga la violencia en todas sus formas y se promueva la paz.