Tegucigalpa – El viernes pasado, se produjo un nuevo episodio de enfrentamiento entre funcionarios del gobierno actual, cuando el designado presidencial, Salvador Nasralla, respondió a los comentarios del ministro de Planificación Estratégica, Ricardo Salgado, quien lo había llamado «idiota a tiempo completo».
En su respuesta, Nasralla se refirió a Salgado como «vaca querida» y recordó que, si no fuera por la alianza PSH-Libre, ellos no estarían disfrutando de las mieles del poder.
Además, Nasralla afirmó que, si no hubieran hecho la alianza con el PSH, la familia presidencial y los actuales funcionarios estarían «mordiendo el polvo».
Nasralla también desafió a Salgado, instándolo a investigar sus estudios y alumnos, y le recordó que lo conocía bien. Todo esto fue publicado en la cuenta de Twitter del designado presidencial.
Estos enfrentamientos entre funcionarios del gobierno no son nuevos en Honduras, y reflejan las tensiones y divisiones políticas que existen en el país.
Sin embargo, muchos ciudadanos se muestran preocupados por el impacto que estas disputas pueden tener en la gobernabilidad y en la capacidad del gobierno para abordar los desafíos que enfrenta el país, como la pobreza, la corrupción y la violencia.