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Científicos crearon una pintura ultrablanca para ayudar a enfriar la temperatura de la Tierra

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Xiulin Ruan, profesor de ingeniería mecánica de la Universidad de Purdue, no se propuso entrar en el Récord Guinness cuando empezó a intentar fabricar un nuevo tipo de pintura. Su objetivo era más ambicioso: enfriar edificios sin calentar más la Tierra.

Por The New York Time

En 2020, Ruan y su equipo dieron a conocer su creación: un tipo de pintura blanca que puede actuar como reflector y hace que el 95 por ciento de los rayos solares reboten lejos de la superficie terrestre, a través de la atmósfera y hacia el espacio profundo. Unos meses más tarde, anunciaron una fórmula aún más potente que aumentaba la reflexión de la luz solar al 98 por ciento.

Las propiedades de la pintura son casi superheroicas. Puede hacer que las superficies sean hasta cinco grados Celsius más frías que la temperatura ambiente al mediodía, y hasta 10,5 grados más frías por la noche, reduciendo las temperaturas en el interior de los edificios y las necesidades de aire acondicionado hasta en un 40 por ciento. Según Ruan, es fresca al tacto, incluso bajo un sol abrasador. A diferencia de los aires acondicionados, la pintura no necesita energía para funcionar y no calienta el aire exterior.

En 2021, Guinness la declaró la pintura más blanca de la historia, y desde entonces ha recibido varios premios. Aunque la pintura se concibió originalmente para tejados, fabricantes de ropa, zapatos, automóviles, camiones e incluso naves espaciales han recurrido a ella con entusiasmo. El año pasado, Ruan y su equipo anunciaron que habían creado una versión más ligera que podía reflejar el calor de los vehículos.

“En realidad, no pretendíamos desarrollar la pintura más blanca del mundo”, dijo Ruan en una entrevista. “Queríamos ayudar con el cambio climático, y ahora es más una crisis, y cada vez peor. Queríamos ver si era posible ayudar a ahorrar energía a la vez que se enfriaba la Tierra”.

Aunque la pintura es oficialmente la más blanca del mundo, no es cegadora porque dispersa la luz, explica Ruan. Su aspecto no es muy distinto del de la pintura blanca que se compra en la ferretería.

Falta al menos un año para que la pintura esté lista para su uso comercial, y se está trabajando para aumentar su durabilidad y resistencia a la suciedad. Ruan dijo que el equipo de Purdue se ha asociado con una empresa, pero aún no puede dar su nombre. El equipo también está desarrollando pinturas de colores que utilizan el ultrablanco como base. “Funcionarán de forma menos ideal que el blanco, pero mejor que algunos de los otros colores comerciales”, dijo.

A medida que se agrava la crisis climática, los científicos trabajan con urgencia en el desarrollo de materiales reflectantes, incluidos distintos tipos de revestimientos y películas, que podrían enfriar la Tierra de forma pasiva. Estos materiales se basan en principios físicos que permiten que la energía térmica viaje desde la Tierra a lo largo de longitudes de onda específicas a través de lo que se conoce como transparencia o ventana celeste en la atmósfera, hasta el espacio profundo.

Jeremy Munday, profesor de ingeniería eléctrica y de computación de la Universidad de California en Davis, que investiga las tecnologías limpias, afirmó que esta redirección apenas afectaría al espacio. El sol ya emite más de mil millones de veces más calor que la Tierra, dijo, y este método se limita a reflejar el calor ya generado por el sol. “Sería como verter un vaso de agua normal en el océano”, dijo Munday.

Calculó que si materiales como la pintura ultrablanca de Purdue cubrieran entre el 1 por ciento y el 2 por ciento de la superficie de la Tierra, algo más de la mitad del tamaño del Sáhara, el planeta dejaría de absorber más calor del que emite y la temperatura global dejaría de subir.

Munday señaló que cubrir la mitad del Sáhara, o cualquier superficie contigua, con esa cantidad de material radiativo no debería ocurrir por una serie de razones, entre ellas la practicidad, la preocupación por la vida silvestre y los trastornos meteorológicos causados por una región que de repente se vuelve mucho más fría.

Pero extender los puntos de enfriamiento radiativo por todo el mundo podría tener beneficios globales y locales, como contrarrestar el efecto isla de calor urbano, que se produce porque la mayoría de los edificios absorben y atrapan mucho más calor que las superficies naturales como bosques, agua y plantas.

Aunque los habitantes de lugares tan cálidos y pintorescos como Santorini y Casablanca, como acertadamente dice su nombre, llevan mucho tiempo utilizando pintura blanca para refrescar las viviendas, y las municipalidades cada vez quieren pintar más de blanco los techos, Ruan explica que las pinturas blancas comerciales suelen reflejar entre el 80 y el 90 por ciento de la luz solar. Esto significa que siguen absorbiendo entre el 10 por ciento y el 20 por ciento del calor, lo que a su vez calienta las superficies y el aire ambiente. En comparación, la pintura de Purdue absorbe mucho menos calor solar e irradia mucho más calor al espacio profundo, de modo que enfría las superficies hasta temperaturas inferiores a las ambientales.

Aun así, hay motivos de preocupación. La versión estándar de la pintura ultrablanca de Purdue utiliza sulfato de bario, que tiene que extraerse de las minas, lo que aumenta su huella de carbono, aunque Ruan señaló que el dióxido de titanio, que se utiliza en la gran mayoría de las pinturas comerciales, también tiene que extraerse de las minas.

La geoingeniería —la manipulación de distintos procesos para controlar el clima de la Tierra— también ha sido criticada por distraer la atención del problema de fondo: los seres humanos deben dejar de quemar combustibles fósiles para evitar efectos más catastróficos del cambio climático. Pero incluso si se dejaran de usar inmediatamente todos los combustibles fósiles, seguirían produciéndose catástrofes climáticas debido a la cantidad de gases de efecto invernadero que quedan atrapados en la atmósfera. El enfriamiento radiativo a gran escala, según Munday, sería como un bote salvavidas.

“Definitivamente, no es una solución a largo plazo para el problema climático”, dijo Munday. “Esto es algo que se puede hacer a corto plazo para mitigar peores problemas mientras se intenta tener todo bajo control”.

Cara Buckley es una reportera especializada en clima que se enfoca en la gente que trabaja en las soluciones y en relatos de respuestas poco comunes a la crisis. Se unió al Times en 2006 y formó parte de un equipo que ganó un Pulitzer en 2018 por reportar sobre el acoso sexual laboral.

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