Los cambios demográficos y algunas posturas controvertidas sobre la invasión rusa reducen la fuerza diplomática de la Santa Sede en la región.
Por Infobae
El Vaticano tiene cada vez menos influencia como mediador en la guerra entre Rusia y Ucrania, a medida que el papa Francisco prioriza las relaciones con América Latina y África, unas zonas del mundo donde el catolicismo está en ascenso.
En un análisis de Amanda Coakley en medio Coda, se destacó que Francisco anunció en mayo una misión de paz para Ucrania encabezada por el cardenal Matteo Zuppi, el negociador más experimentado de la Santa Sede. Zuppi viajó a principios de junio a Kiev, donde se reunió con el presidente ucraniano Volodimir Zelensky, y tres semanas después a Moscú, donde mantuvo encuentros con el asistente del presidente ruso para asuntos de política exterior, Yuri Ushakov, y con la comisionada presidencial para los Derechos del Niño en Rusia, María Lvova-Belova. Actualmente Zuppi está en Washington, donde se reunirá con el presidente estadounidense, Joe Biden.
Aún así, según un análisis de Coakley, el Vaticano está luchando para poder tener una influencia real entre las partes en conflicto.
Esto se debe en primer lugar a las distintas prioridades geográficas del primer Papa latinoamericano, algo que quedó reflejado en el reciente nombramiento de 21 nuevos cardenales, la mayoría procedentes de América Latina, África y Asia. El único guiño a los desafíos de la guerra pareció ser el ascenso del ex embajador papal en Ucrania y Bielorrusia, monseñor Claudio Gugerotti.
A diferencia de pontífices como el polaco Juan Pablo II, que apoyó a las potencias occidentales en tiempos de crisis, Francisco “da gran importancia a las relaciones con otros continentes, como Asia”, según explicó a Codastory Massimiliano Valente, profesor asociado de Historia Contemporánea en la Universidad Europea de Roma.
El giro del Vaticano está vinculado a los cambios demográficos: la mayoría de los 1.200 millones de católicos del mundo viven en América Latina, mientras África registra el mayor aumento de congregaciones católicas.
Otro aspecto que, según Coda Story, está haciendo mermar la influencia del Vaticano en Ucrania fueron algunas posturas controvertidas tomadas por la Santa Sede con respecto al conflicto. Aunque Francisco condenó la invasión rusa, calificándola de “agresión bélica cruel y sin sentido”, otros comentarios que parecieron atribuir responsabilidades a la OTAN causaron malestar en Kiev.
Nona Mikhelidze, del Instituto de Asuntos Internacionales de Italia, dijo a Coda Story que los comentarios presentaron a Ucrania “como un mero peón”.
Aunque no es sólo en Ucrania donde la influencia del Vaticano está siendo cuestionada, según la publicación.
En Polonia, un país en el que el 91% de la población se identifica como católica, la Iglesia local se ha enfrentado al papa Francisco por sus reformas liberales como la descentralización del poder.
Asimismo en Lituania los católicos han pedido una “investigación sobre los abusos sexuales en la Iglesia”.
En Bielorrusia, país desde el cual fue lanzada la invasión a Ucrania y donde los sacerdotes católicos son encarcelados o exiliados por cuestionar al dictador Aleksandr Lukashenko, el Vaticano ha adoptado un tono conciliador. El embajador papal en el país, Ante Jozic, hasta llegó a elogiar la propuesta de Lukashenko, un aliado clave de Putin, para celebrar en Minsk conversaciones de paz entre Rusia y Ucrania.