Tegucigalpa – Las declaraciones del designado presidencial, Salvador Nasralla, llamando «el delincuente más grande y corrupto de Honduras» al exmandatario Manuel Zelaya, han generado diversas reacciones que han escalado en intensidad y han dejado atrás el lenguaje diplomático.
El director del Instituto de Jubilaciones y Pensiones de los Empleados y Funcionarios del Poder Ejecutivo (Injupemp), Amable de Jesús Hernández, expresó su opinión en redes sociales, calificando a Nasralla como un «arlequín empolvado» y lo acusó de tener el tubo digestivo invertido y el cerebro desconectado del cuerpo.
Agregó que en sus «masturbaciones mentales», Nasralla se ve a sí mismo como rey, pero para Hernández, apenas llega a ser un payaso de circo que solo sirve al cerco mediático.
Manuel Zelaya, por su parte, respondió a las palabras del director de Injupemp señalando que esto confirma que el problema de fondo del CAF (Corporación Andina de Fomento) no es jurídico, sino una competencia entre banqueros que sueñan con ganar millones de dólares.
El vicecanciller Gerardo Torres también se sumó a las reacciones, tildando a Nasralla de «un loco más del Centro», haciendo referencia a su liderazgo en el Partido Salvador de Honduras (PSH).
Estas expresiones muestran el clima de tensión y confrontación que ha surgido tras las declaraciones de Nasralla, generando un debate acalorado entre las distintas facciones políticas en Honduras.
La falta de lenguaje diplomático y el uso de términos ofensivos han marcado un distanciamiento en el debate público, resaltando la polarización que existe en la escena política del país.
