Las autoridades de migración de Panamá informaron que hasta el 31 de julio unos 248.901 migrantes habían cruzado la jungla del Darién, en la frontera con Colombia, con rumbo a Norteamérica, lo que ya supera ligeramente las cifras históricas registradas el año pasado, pese a las iniciativas lanzadas en los últimos meses por varios países para detener ese peligroso flujo irregular.
Por AP
En 2022 se marcó un nuevo récord en el flujo irregular por el Darién al registrarse 240.284 tránsitos, más de la mitad de ellos de venezolanos, un patrón que se mantenía este año. A ellos seguían migrantes de más de una treintena de naciones, principalmente de Haití, Ecuador, China y Colombia.
Las cifras muestran una baja en junio respecto a mayo, un mes en que Estados Unidos puso fin a las restricciones al asilo relacionadas con la pandemia, que se conoció como Título 42, mediante las cuales se expulsaron a millones de migrantes. Sin embargo, los cruces se dispararon en julio con más de 52.000, frente a los 29.722 contabilizados en junio.
Sólo el lunes arribaron a los centros de recepción en el Darién 1.869 migrantes, indicó a medios locales la subdirectora del Servicio Nacional de Migración, María Isabel Saravia. Detalló que el 21% de los cruces en lo que va del año corresponde a niños y adolescentes.
El ministro de Seguridad de Panamá, Juan Manuel Pino, ratificó a The Associated Press en un mensaje de WhatsApp que ya se habían rebasado las cifras del año pasado.
Las autoridades panameñas y agencias Naciones Unidas han advertido que de seguir esta tendencia, el 2023 podría cerrar con el cruce de más de 400.000 personas. El tránsito de migrantes por el Darién lleva más de dos décadas, pero el fenómeno se disparó en los últimos años. Saravia dijo que desde el 2009 han cruzado por esa ruta, a veces mortal, más de 700.000 personas.
En abril, Colombia, Panamá y Estados Unidos —tres socios en el tema de seguridad y países de tránsito y destino de los migrantes— anunciaron una campaña conjunta para enfrentar las redes de tráfico ilegal de personas que operan en la porosa frontera colombo-panameña y acabar con el flujo migratorio en 60 días. Más de un mes y medio después, Panamá lanzó un operativo con más de un millar de agentes de seguridad, migración y personal judicial en el Darién, pero el tránsito no se detuvo.