Un ataque con drones en Leópolis arrasó un almacén de la organización humanitaria católica Caritas-Spes Ucrania, calcinando 300 toneladas de asistencia.
Los empleados resultaron ilesos, pero el humo devastó todo el sitio, incluyendo vehículos para repartir la ayuda urgente.
Esta consistía en ropa, comida y generadores eléctricos, fundamentales en la dura estación invernal. Si bien la destrucción pudo haber afectado vidas, lo más grave fue impedir que ese socorro llegara a zonas del este en guerra, según el obispo Eduard Kava.
La carga humanitaria había sido enviada por el Papa a través del limosnero del Vaticano, para atender necesidades apremiantes derivadas del conflicto. Su destrucción evidencia el ataque directo de Rusia contra la solidaridad con los más vulnerables.