Las víctimas aseguran que se deben encontrar soluciones que no involucren el uso del celular.
Por Infobae
Cientos de mujeres han presentado demandas contra Uber, alegando que la compañía no ha tomado medidas suficientes para prevenir los casos de agresión sexual por parte de sus conductores. En un reciente fallo, un panel de jueces ha decidido consolidar más de 80 casos en una corte federal de Estados Unidos.
En un informe, TechCrunch cuenta cómo la plataforma ha intentado abordar el problema de las agresiones sexuales en sus viajes a través de características de seguridad en su aplicación, como un botón de llamada de emergencia 911 y la posibilidad de compartir la ubicación con un amigo. Sin embargo, las sobrevivientes y sus abogados argumentan que esta respuesta ha sido insuficiente, y están exigiendo soluciones tecnológicas más efectivas, como instalar cámaras de vigilancia en los vehículos.
Rachel Abrams, abogada especializada en agresiones sexuales y socia de la firma de abogados Peiffer Wolf Carr Kane Conway & Wise, sostiene que las soluciones basadas en la aplicación son medidas insuficientes que no han logrado reducir las agresiones sexuales contra pasajeros en la plataforma. Según Abrams, las cámaras de vigilancia en los autos son “esenciales para la seguridad”.
La abogada cita estudios que demuestran cómo las cámaras de vigilancia en los taxis han reducido drásticamente las agresiones sexuales contra pasajeros, así como las agresiones de pasajeros contra conductores. “Se trata de conductores depredadores y oportunistas que se aprovechan de mujeres vulnerables, por lo que, si están siendo grabados, es menos probable que cometan el delito”, afirmó Abrams.
El medio citado ha pedido a Uber información sobre por qué no ha hecho obligatorio el uso de cámaras en sus vehículos de alquiler, y se señala que existen preocupaciones de privacidad y diferencias en las leyes locales y estatales sobre la obligatoriedad de cámaras de vigilancia.
Una de las teorías sobre la renuencia de Uber a implementar cámaras de seguridad en sus vehículos es que podría disuadir a los conductores, ya que muchos de ellos podrían no estar de acuerdo con la vigilancia constante. Muchos conductores instalan sus propias cámaras en el tablero para grabar los viajes, generalmente como evidencia en caso de reclamaciones de seguro o para defenderse de desactivaciones injustas en la plataforma.
Como una potencial solución, la aplicación está probando una nueva función de grabación de video para los conductores, pero en estos casos, el conductor decide qué y cuándo grabar, y cuándo compartir esos datos.
Además de las cámaras de vigilancia en los vehículos, las supervivientes en la demanda conjunta también alegan que los controles de antecedentes de Uber son deficientes y están diseñados para permitir que los conductores se registren rápidamente.
La aplicación utiliza compañías externas como Checkr y Appriss para realizar controles de antecedentes, que según Sergio Avedian, colaborador en The Rideshare Guy, son en el mejor de los casos superficiales y no garantizan que los conductores problemáticos sean detectados.
La demanda exige que la app incluya la toma de huellas dactilares, lo que implicaría verificar a los futuros conductores en las bases de datos del FBI. Según Kevin Conway, socio gerente de Peiffer Wolf Carr Kane Conway & Wise, esta es una decisión deliberada y evidente por parte de Uber, ya que se opone activamente a que las autoridades locales y reguladoras implementen algún tipo de requisito de toma de huellas dactilares biométricas para los conductores.
Además de las cámaras de vigilancia en vehículos y controles de antecedentes más extensos, las sobrevivientes están solicitando implementar una capacitación para conductores sobre interacciones con pasajeros, una política de tolerancia cero para conductores, educación y capacitación en materia de acoso sexual, y un sistema más adecuado para alentar a los clientes a presentar informes y supervisar las quejas de los clientes.
Rachel Abrams argumenta que las características de seguridad de la aplicación son insuficientes, ya que dependen de que los pasajeros tengan acceso a sus propios teléfonos, lo cual no siempre es el caso. “La mayoría de los clientes que represento y las mujeres con las que he hablado que han sido agredidas sexualmente han experimentado: (A) alguien más solicitó el viaje por ellas; (B) su teléfono está apagado o no pueden encontrarlo para usar el escudo de seguridad; o (C) si pueden usar su teléfono, están incapacitadas”, aseguró.
