El calentamiento global está generando fenómenos extremos. Septiembre fue el mes más caluroso en 174 años de registros y 2023 va camino a ser el año con mayores temperaturas.
Por Infobae
Records, records, records. Así es la nueva normalidad en lo que se refiere a la dinámica atmosférica y a lo que la vida de la humanidad en este planeta empieza a acostumbrarse. El cambio climático muestra sus efectos con el aumento a escala de las emisiones de gases de efecto invernadero con su consecuente incremento de las temperaturas, la pérdida de hielo en los polos y la suba del nivel del mar.
Las sofocantes olas de calor que azotaron el hemisferio Norte desde el comienzo del año encendieron las primeras alarmas; tanto que el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres rebautizó el fenómeno que genera la crisis climática como “ebullición global”.
Pero las nuevas marcas no se quedaron ahí. Cada mes que pasaba los registros térmicos superaban al anterior, y al histórico. El mes pasado no fue la excepción: septiembre fue el mes más caluroso en 174 años de registros globales, según datos de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) de Estados Unidos, a la vez que el Observatorio Europeo Copernicus confirmó la marca a principios de octubre.
“Septiembre de 2023 fue el cuarto mes consecutivo con temperaturas récord”, afirmó en un comunicado Sarah Kapnick, científica jefa de la NOAA. En este sentido, precisó que, “no sólo fue el mes de septiembre más caluroso registrado, sino, el más atípicamente caluroso” en los registros de la agencia.
Y la agencia fue por más: “Existe una probabilidad superior al 99% de que 2023 sea el año más caluroso jamás registrado”, aseguró el organismo estadounidense. La “predicción fatídica” llega semanas antes de que los líderes mundiales se reúnan en noviembre en Dubái para la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2023 (COP28), encuentro en el que abordarán el futuro de los combustibles fósiles, considerados como los principales culpables del calentamiento global. La mala noticia: las acciones para frenar la suba de la temperatura promedio global no es la misma que la de la física de la atmósfera.
En la región que abarca Argentina, Paraguay, Uruguay y Brasil, la tendencia fue similar. De hecho la World Weather Attribution (WWA, por sus siglas en inglés) señaló que las altas temperaturas estuvieron relacionadas directamente con el cambio climático y hacen 100 veces más probables los extremos térmicos: “En agosto y septiembre las temperaturas superaron los 40°C en Brasil, Bolivia, Argentina y Paraguay, afectando a millones de personas”, indicó el organismo científico de atribución.
El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) señaló que los eventos de calor extremo a principios de la primavera “resultan ser particularmente peligrosos ya que las poblaciones locales aún no están aclimatadas a las altas temperaturas”.
El organismo también destacó que septiembre fue “0,93°C más cálido que la base de referencia de 1991-2020, que se utiliza como herramienta práctica para sectores sensibles al clima, como la agricultura”. Este aumento de temperatura plantea desafíos significativos para la agricultura y otros sectores que dependen del clima, en un país que aún no se recupera de los tres años consecutivos de sequía relacionados con el fenómeno La Niña, que dejaron pérdidas estimadas cercanas al 3% del PBI.
El récord de los océanos
Los océanos, el pulmón del planeta, también muestran cambios. Y récords. Las emisiones contaminantes hacen que los océanos se calienten. Según los últimos datos del Observatorio Climático de la Unión Europea, Copernicus, la temperatura de la superficie de los océanos subió a 20,96 grados el 30 de julio. El récord anterior era de 20,95 grados en marzo de 2016.
Una décima de grado de aumento puede parecer ínfima, sin embargo, no es así. Los científicos advierten que los efectos de las olas de calor marinas incluyen la migración de especies y extinciones, la llegada de especies invasoras con consecuencias para la pesca y la acuicultura.
Los océanos más cálidos son menos capaces de absorber dióxido de carbono (CO2), lo que refuerza la inercia del calentamiento global. Además, es probable que se produzcan temperaturas más altas, ya que el fenómeno de El Niño, que tiende a calentar las aguas, se estaría desarrollando según lo informado por la OMM.
El récord del hielo marino
Otro registro preocupante, relacionado con el cambio climático, se produjo en la Antártida. Esta región polar es analizada por los científicos como una de las zonas más estables, en términos de la crisis climática. Pero en 2023 la falta de formación de hielo marino mostró una anomalía respecto de lo observado. El hielo marino antártico, que normalmente se reduce a sus niveles más bajos a fines de febrero y se reconstruye durante el invierno, no volvió a los niveles esperados este año. De hecho, se encuentra en su nivel más bajo para esta época del año desde que comenzaron los registros hace 45 años. La superficie de agua que no se convirtió en hielo equivale a la de la Argentina.
¿Es una tendencia? Es pronto para saberlo, pero los científicos ya están analizando el fenómeno con preocupación. La Antártida, un continente cubierto de hielo rodeado por el océano, posee el 90 % del hielo mundial. Esta cobertura, denominada “manto de hielo” (ice sheet), es una masa congelada de origen terrestre formada como resultado de la acumulación y de la compactación de la nieve durante miles de años. La prolongación sobre el mar del manto constituye una plataforma de hielo flotante (ice shelf). El hielo que no se forma en los polos es lo que genera la suba de los niveles del mar, como para que se entienda también esta relación natural.
El récord que más desánimo genera es el de la generación de emisiones de gases de efecto invernadero, que son los causantes del cambio climático. Mientras los países deberían disminuir la cantidad de gases que emiten, ocurre lo contrario.
Apenas empezado el 2023, se anunciaba que las emisiones de CO2 procedentes de energías fósiles aumentaron en 2022 un 0,9% y alcanzarían un nivel récord. El 2023, promete un nuevo pico.
“Será necesario reducir la contaminación por carbono casi a la mitad en esta década para cumplir los objetivos mundiales de limitar el calentamiento global y evitar impactos climáticos catastróficos”, alertaron los expertos a cargo del estudio que mostrará los presupuestos de carbono, cuyo análisis final se publicará la COP28.
“Las emisiones globales de CO2 deberían caer alrededor de un 5 % este año. En cambio, han seguido aumentando con las expectativas actuales de que las emisiones aumenten entre un 0,5 % y un 1,5 % durante el año”, dijo Glen Peters, director de investigación del instituto de investigación climática CICERO en Noruega.
La tendencia positiva obliga al mundo a acelerar la transición energética. Las demoras, se está comprobando, son sólo daños autoinfligidos.