Tegucigalpa – Con la reanudación de los vuelos de deportación desde México hacia Honduras, el panorama migratorio ha cobrado nuevamente relevancia en la región centroamericana.
Según lo confirmado por el cónsul de Honduras en México, Héctor Amador, las operaciones de deportación han retomado su curso, con un cronograma que contempla cuatro vuelos semanales desde el país azteca.
Cada uno de estos vuelos tiene capacidad para trasladar a 240 hondureños de regreso a su país de origen, lo que suma un total de aproximadamente 800 compatriotas repatriados cada semana.
La reactivación de estas acciones ha surgido luego de una pausa temporal provocada por un trágico accidente vial que lamentablemente se cobró la vida de seis ciudadanos hondureños.
Las autoridades mexicanas, tras este suceso, habían suspendido temporalmente las deportaciones como medida de precaución y respeto hacia la comunidad hondureña. Sin embargo, ahora, con una cuidadosa reevaluación de los protocolos y medidas de seguridad, se ha decidido retomar este proceso de repatriación.
Los vuelos de deportación han sido programados específicamente para los días martes y jueves de cada semana, lo que brinda un marco temporal claro y predecible para aquellos ciudadanos que puedan estar sujetos a estas medidas.
Esta regularidad en la programación busca asegurar un manejo organizado y controlado de la situación, garantizando la protección y seguridad de los individuos involucrados.
En lo que va del presente año, los registros indican que México ha deportado un total de 12,519 hondureños, de los cuales 10,901 corresponden a adultos y 1,618 a menores.
Estos números reflejan la magnitud y complejidad del fenómeno migratorio en la región, subrayando la necesidad de una gestión coordinada y humanitaria de los flujos migratorios, que tenga en cuenta la dignidad y los derechos de las personas involucradas, especialmente de los menores que requieren una protección y atención especiales.
Ante este contexto, es crucial promover un diálogo constructivo y una cooperación efectiva entre los países de origen, tránsito y destino, con el objetivo de abordar las causas fundamentales de la migración y trabajar en la implementación de soluciones integrales y sostenibles que promuevan el bienestar de todas las personas involucradas.
Además, es esencial garantizar que cualquier medida tomada en el marco de la política migratoria respete los estándares internacionales de derechos humanos y proteja la integridad de los individuos en situación de vulnerabilidad.
