Tegucigalpa – Un informe revelado por el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (CONADEH) destaca la alarmante situación de las mujeres hondureñas, quienes continúan enfrentándose a diversas formas de violencia de género que socavan sus derechos fundamentales, tanto en el ámbito público como en el privado.
El documento señala que las violencias contra las mujeres son persistentes, manifestándose de manera continua y simultánea, arraigadas en conductas misóginas que adoptan diversas formas.
Entre estas formas se incluyen el maltrato, la violencia física, psicológica, sexual, familiar, económica, patrimonial, comunitaria e institucional, llegando incluso al extremo de la violencia feminicida. Este último constituye el punto culminante de la violencia de género y puede desencadenar otras formas de violencia, como el suicidio y muertes evitables derivadas de la inseguridad.
Honduras, según el informe, ostenta la mayor tasa de femicidios a nivel regional, registrando 4.6 casos por cada 100,000 mujeres. La preocupación se intensifica al revelar que, de 300 muertes violentas registradas en 2022, solo el 4% se clasificaron como femicidios. Se estima que los casos reales de femicidio durante este período superaron esa cifra, representando el 46% de las muertes violentas de mujeres.
Las muertes violentas de mujeres en Honduras han persistido durante más de dos décadas, revelando una problemática estructural. La impunidad que rodea la mayoría de los casos y la falta de investigación y estrategias de prevención perpetúan esta violencia machista.
María José Gálvez, gerente de defensorías del CONADEH, destacó que, desde 2002 hasta octubre de 2023, se registraron al menos 8,050 muertes violentas de mujeres en el país, con un alarmante 95% de casos sin justicia integral reparativa.
El impacto de la violencia sobre las mujeres pertenecientes a poblaciones indígenas es desproporcionado y aún más invisibilizado. Se destaca la muerte violenta, en el último año, de 31 mujeres y niñas indígenas Lencas en los departamentos de La Paz, Intibucá y Lempira.
Esta violencia no solo está vinculada a factores domésticos, sino también a la trata de personas y la presencia de grupos del crimen organizado, que, según estudios, refuerzan la cultura de violencia hacia las mujeres.
Además, la problemática de las desapariciones de mujeres se agrava, registrándose aproximadamente 270 casos solo en 2022, según datos aportados por la sociedad civil a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
La falta de una información estadística confiable y un marco normativo adecuado para brindar respuestas a las víctimas y sus familias se presentan como desafíos críticos en la lucha contra la violencia de género en Honduras.
