El Vaticano. – El papa Francisco clamó este miércoles por Venezuela y América Latina en su mensaje anual «Urbi et Orbi» (de la ciudad hacia el mundo) del día de Navidad, que se centró este año en que los cambios empiezan en el corazón de las personas y que se deben abrir a la luz de Jesucristo.
El Pontífice pidió “que el niño de Belén sea esperanza para todo el continente americano, donde diversas naciones están pasando un período de agitaciones sociales y políticas”.
Llamó también a la intervención divina en Venezuela para que al pueblo “no le falte el auxilio que necesita”, frente a la crisis económica, política y social que afecta a ese país.
El papa argentino, de 83 años, exhortó al mundo a permitir que la luz de Navidad penetre en la oscuridad de los corazones humanos que lleva a la persecución religiosa, la injusticia social, los conflictos armados y el temor a los migrantes.
Francisco llamó a la paz en la Tierra Santa, en Siria, el Líbano, Yemen, Irak, Venezuela, Ucrania y varios países africanos azotados por conflictos.
Como en otras ocasiones anteriores, Francisco volvió a defender a los refugiados y los migrantes, que se ven obligados a soportar “formas atroces de abuso, esclavitud y todo tipo de torturas en inhumanos campos de detención”.
Para enfatizar su mensaje, los dos cardenales que el Papa escogió para acompañarlo en el balcón del Vaticano fueron Renato Martino, presidente emérito de la oficina de inmigración del Vaticano, y Konrad Krajewski, encargado de la distribución de ayuda humanitaria a los pobres y desamparados de Roma.
Anteriormente el miércoles, en su homilía de la Misa del Gallo a medianoche para esperar el día de Navidad, Francisco defendió el amor incondicional al prójimo y la tolerancia.
El Papa recordó que el nacimiento de Jesús, que los cristianos conmemoran en Navidad, es un recordatorio del amor incondicional de Dios por todos, “incluso los peores de nosotros”.
Antes de celebrar la misa, Francisco caminó por el pasillo central de la Basílica de San Pedro y descubrió una imagen del niño Jesús en el Nacimiento al pie del altar.
«La Navidad nos recuerda que Dios sigue amando a cada hombre, incluso al peor», afirmó el líder de la iglesia Católica ante los miles de fieles reunidos en la basílica.
«Su amor es incondicional» incluso si «tienes ideas equivocadas y que hayas hecho de las tuyas», explicó.
Al mismo tiempo, pidió a los feligreses permitirse ser transformados por ese “loco amor” de Jesús y dejar de intentar cambiar a los demás.
“No podemos esperar que el prójimo cambie para hacerle bien, no podemos esperar a que la Iglesia sea perfecta para amarla», añadió el papa argentino. “Empecemos nosotros”.
La misa nocturna del papa marca el inicio de una ajetreada agenda para Francisco, que incluye su homilía de Navidad, las oraciones de mediodía, la vigilia de Año Nuevo y la misa del 1 de enero.
En esos mensajes el Pontífice suele hacer llamados a remediar situaciones de guerra e injusticias y son transmitidos alrededor del mundo.