Tegucigalpa – El coordinador del Observatorio de la Niñez y Adolescencia de Casa Alianza, Bertilio Amaya, resalta que la situación de la niñez y juventud hondureña no es simplemente una coyuntura actual, sino un problema estructural arrastrado por diferentes gobiernos.
Expertos en la niñez advierten que Honduras sigue siendo un país nocivo para los niños debido a la ausencia del Estado en la atención de sus necesidades.
Amaya subraya que la falta de atención adecuada a estas dificultades perpetúa un círculo de exclusión que se refleja en problemas como el ausentismo escolar, asesinatos, desplazamiento forzado y migración infantil.
Además, señala un estancamiento en la creación y ejecución de políticas públicas a favor de la niñez, atribuyéndolo al factor político, donde las iniciativas beneficiosas a menudo se bloquean con los cambios de gobierno.
En cuanto a los crímenes contra la niñez, Casa Alianza reporta 246 muertes violentas de menores de 23 años en los primeros 11 meses de 2023, evidenciando la falta de acción efectiva por parte del Ministerio Público y la Policía. Amaya lamenta la situación y destaca la falta de interés real por parte de los tomadores de decisiones y los encargados de impartir justicia.
El tema de la migración infantil se presenta como un problema complejo y estructural que, según Amaya, solo puede abordarse a largo plazo mediante la creación de buenas instalaciones educativas, maestros, meriendas y generación de ingresos para las familias. Se destaca la cifra de más de 30 mil niños detenidos en la frontera sur de Estados Unidos al cierre de 2023.
Ricardo Coello, director de Programas de Casa Alianza, comparte la preocupación sobre la vulnerabilidad de la niñez en Honduras.
Señala el recrudecimiento del reclutamiento del crimen organizado de niños y jóvenes en algunos barrios y colonias, así como la presencia de aproximadamente 500 mil niños trabajando en condiciones riesgosas.
El sistema educativo y el acceso limitado a la universidad pública también son mencionados como factores que reducen las posibilidades de los jóvenes de salir del ciclo de pobreza y violencia.
Coello destaca la necesidad de una respuesta efectiva y un cambio en las condiciones para que los jóvenes no vean la oferta del crimen organizado como una opción para sostener a sus hogares.
