Según un mapeo satelital publicado en la revista Science Advance, la también conocida como “nieve de sandía” o “sangre de glaciar” aumenta el deshielo en las superficies del Círculo Polar Ártico.
Por Infobae
El derretimiento de los glaciares causado por el cambio climático se ve acrecentado en algunas regiones del planeta por un fenómeno que los expertos dieron en llamar la nieve rosa.
Según una publicación de la revista Science Advance, “la nieve rosa causada por la proliferación de microalgas oscurece la superficie de los campos nevados de verano, lo que aumenta el deshielo”.
También conocida como “nieve de sandía” o “sangre de glaciar”, es impulsada por la floración de un alga rosada llamada Chlamydomonas nivalis, un fenómeno en el que la nieve del suelo se tiñe de un tono rojo – rosado.
Esta especie de alga contiene un pigmento carotenoide rojo secundario además de clorofila. A diferencia de la mayoría de las especies de algas de agua dulce, Chlamydomonas nivalis parece ser amante del frío (criófila) y prospera en aguas frías.
Como resultado de un mapeo satelital de los glaciares de América del Norte, los científicos observaron que “se produjeron floraciones en el 5% del área total glaciar, lo que afectó gravemente a muchos glaciares en años de duración prolongada de la capa de nieve”.
“Los glaciares individuales tuvieron hasta el 65% de su superficie afectada por la floración en una temporada de deshielo, lo que estimamos causó hasta tres centímetros de equivalente de agua de deshielo en promedio en toda la superficie del glaciar -precisaron en la publicación-. Estos resultados demuestran un apreciable deshielo causado por el albedo rojo de la nieve en vastas áreas de los glaciares de América del Norte”.
¿Por qué es una amenaza para los glaciares?
Los expertos aclararon que la “nieve rosa” y sus efectos sobre la reducción de los glaciares se observan en todo el mundo.
Así, según explicaron, no es exclusiva del Ártico, ya que también se puede encontrar en Nueva Zelanda, los Alpes, el Monte Olimpo y la Antártida. A medida que los glaciares retroceden, el efecto del derretimiento de las algas restantes de la “nieve de sandía” puede dañar aún más la nieve y el hielo.
El capitán John Ross la observó por primera vez en el Ártico en 1818, cuando dirigió cuatro barcos ingleses enviados al Círculo Polar Ártico para la primera expedición por el Paso del Noroeste. Según el estudio, este fenómeno se extendió por las montañas de Columbia Británica, Idaho, el estado de Washington, Alberta, Alaska y Montana.
Lynne Quarmby es profesora de biología molecular y bioquímica de la Universidad Simon Fraser, y en su opinión, el hielo se derrite al absorber colores oscuros. “A medida que el glaciar se vuelve rosado, es mucho más probable que se derrita, ya que las algas coloreadas hacen que la luz del sol sea absorbida en lugar de reflejada, calentando el hielo circundante”, analizó.
Las algas objeto de estudio crecen en la nieve que cubre lagos helados, rocas y glaciares. Dado que sus células necesitan agua líquida para crecer, este rápido derretimiento estimula un mayor crecimiento, oscurecimiento y absorción de la energía recibida del sol.
Sin embargo, y pese a las consecuencias negativas que estas algas tienen sobre los glaciares, los expertos aseguran que en comparación con los impactos del cambio climático y el calentamiento global, el efecto de las algas sobre el glaciar y la capa de nieve se considera leve.
“Los glaciares se están derritiendo rápidamente debido al cambio climático, provocando la desaparición total de las algas”, aseguraron. “A medida que la capa de nieve disminuye, las floraciones de algas se vuelven cada vez más concentradas y más pequeñas”, concluyó el ecólogo Scott Hotaling de la Universidad Estatal de Utah.
Los investigadores descubrieron este fenómeno utilizando miles de imágenes de satélite tomadas entre 2019 y 2022. De los 8.700 glaciares examinados en este estudio, 4.552 mostraron la presencia del alga Chlamydomonas nivalis.