Prohibiendo la importación de plátanos ecuatorianos, Rusia tocó un punto sensible del comercio exterior del país sudamericano.
Por DW
A principios de enero, el Gobierno de Ecuador aceptó entregar antiguos equipos militares soviéticos a Estados Unidos, que los pondría a disposición de Ucrania en su guerra contra Rusia.
A cambio, Washington prometió a Quito armamento moderno, que el país sudamericano necesita en su lucha contra el crimen organizado.
Pocas semanas después, las autoridades rusas prohibieron las importaciones de plátanos de cinco empresas ecuatorianas, alegando que habían detectado un insecto.
Este anuncio hizo temblar al país sudamericano, el principal exportador de banano en el mundo, puesto que Rusia es el segundo mercado de destino de su fruta. En 2023, importó cerca de un 23 por ciento de los plátanos ecuatorianos.
Independientemente de si hay o no conexión entre ambos anuncios, las tensiones comerciales dejaron al descubierto la dependencia económica de Ecuador de Rusia. Después de que Moscú levantara el veto al banano, Quito anunció que ya no enviaría material militar a Ucrania.
«Rusia no es China»
¿Qué otros países de la región dependen del comercio con Rusia? En comparación con los mercados de Estados Unidos, Europa y Asia, Rusia es un socio comercial marginal para América Latina.
En 2022, apenas el 0,86 por ciento de las importaciones latinoamericanas provinieron del país euroasiático y el 0,34 por ciento de las exportaciones fueron destinadas a Rusia, explica el Dr. Jorge Alberto López, integrante de la Academia Economía, Sociedad y Territorio de la Universidad Autónoma de Chiapas.
«Rusia no es China para América Latina y el Caribe, pues el gigante asiático sí ha tenido mayor penetración en el comercio», agrega, en declaraciones a DW.
«Incluso países como Venezuela o Nicaragua, que se muestran críticos con las políticas estadounidenses en la región, no conservan una estrecha relación comercial con Rusia», sostiene, por su parte, el Dr. Mauricio Alonso Estévez, miembro del Centro de Estudios de Eurasia de la Universidad Anáhuac Veracruz.
«En algunos casos en particular, como Cuba y Ecuador», prosigue, «Rusia aparece como un socio comercial significativo. No obstante, sus volúmenes comerciales son reducidos».
Con un 21 por ciento, el país euroasiático es el principal proveedor de fertilizantes en la región. Otras importaciones relevantes son el trigo, el acero y el aluminio.
De acuerdo con información de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Brasil, Ecuador, Argentina, Chile, Paraguay y México son los seis países que más exportan a Rusia. En el caso de las importaciones, los seis socios de mayor relevancia son Brasil, México, Argentina, Perú, Colombia, y Ecuador.
Por productos, aparte de las bananas ecuatorianas, el Centro de Comercio Internacional menciona como principales exportaciones a Rusia la soja de Brasil, pescados de Chile y el corindón artificial, procedente de Jamaica.
«Ningún país de América Latina y el Caribe puede ser presionado políticamente por Rusia ya que no dependen de ese mercado», opina el economista López, en entrevista con DW. El caso del plátano ecuatoriano «es la excepción, no la regla», añade.
Mauricio Estévez, que comparte este punto de vista, cree que «Ecuador desistió de la entrega de los equipos militares a Estados Unidos por la presión política que se produjo a nivel local e internacional para mantener la neutralidad del país ante el conflicto en Ucrania».
Por su parte, Vladimir Rouvinski, politólogo de la Universidad Icesi, en Cali, señala que, tras la invasión rusa a Ucrania, en 2022, Moscú aumentó sus relaciones económicas con China. «No obstante, América Latina no ha logrado reemplazar a Europa y otros países que introdujeron sanciones contra Rusia, porque el país necesita ítems de alta tecnología que América Latina no ofrece», dice.
Según Rouvinski, director del Centro de Estudios Interdisciplinarios, Jurídicos, Sociales y Humanistas CIES, en 2022 y 2023 se observó una «tendencia emergente» hacia un mayor crecimiento de las relaciones comerciales entre América Latina y Rusia.
Sin embargo, cuestiones de logística, la falta de socios establecidos y restricciones en cuanto al uso de herramientas que facilitan el negocio internacional como, por ejemplo, el sistema SWIFT, son algunos de los principales retos, asegura el académico a DW.
Por último, el experto cree que el potencial de crecimiento es limitado puesto que «Rusia necesita productos de alta tecnología. América Latina puede ofrecer mercancías, pero Moscú no las necesita, porque es precisamente lo que tiene en abundancia».