La película dirigida por Mel Gibson llevó al límite a su protagonista, quien incluso fue alcanzado por un rayo.
Por Infobae
La pasión de Cristo (2004) ha horrorizado a miles con la representación sumamente cruda del Vía Crucis, un proyecto dirigido por Mel Gibson que se convirtió en uno de los filmes más buscados durante la Semana Santa. El despliegue de producción fue ambicioso, con 30 millones de dólares invertidos en su ejecución; pero el rodaje fue especialmente duro para el protagonista, Jim Caviezel, que lidió con su propio calvario.
Además de las extensas sesiones de maquillaje y vestuario (que podían llegar a durar ocho horas), el desgaste físico que demandó interpretar al Mesías le llevó a perder varios kilos. Los vientos helados que lo rodeaban mientras estaba en la cruz le desencadenaron hipotermia; además, tuvo una infección pulmonar, cicatrices y moretones por las cadenas que debía llevar.
El rodaje no estuvo exento de accidentes. Uno en específico pudo haberle costado la vida al actor de Sonido de libertad y a un asistente de producción.
Mientras se grababa una secuencia del Sermón del Monte, un rayo alcanzó al actor en la quinta toma. Según narró Caviezel a un periodista polaco: “Subí la montaña, se habían formado nubes, y cinco segundos antes el golpe sentía que algo iba a pasar”.
“De repente, el rayo me golpeó”, recordó. Él dijo que Gibson se percató cuando vio su cabello. Luego se acercó Jan Michelini, un asistente de dirección, para revisar lo que había pasado y también fue alcanzado por un rayo. Ambos salieron con vida del accidente.
Otros incidentes dejaron huellas físicas en el cuerpo del actor, y sus efectos quedaron en el montaje final del filme. Durante la secuencia de la flagelación, la intención de Gibson era mostrar el sufrimiento de Jesús con el mayor realismo posible. Para ello, se instruyó a los actores que encarnaban a los soldados romanos, que agitaran los azotes con fuerza, como si fueran a arrojar una pelota de beisbol.
Se había instalado un madero detrás del actor para protegerlo, pero al momento del rodaje, uno de los guardias romanos lo golpeó directamente con el látigo. Las imágenes fueron capturadas en el detrás de cámaras de la película. “No podía respirar. El dolor era horrible. Pensé que solo pasaría una vez, pero al cabo de unos minutos volvió a fallar”, describió. “Es tan doloroso que pone en shock a tu sistema. Por eso tengo una cicatriz de 35 centímetros en la espalda”.
La reproducción del Via Crucis representó un momento de dolor genuino. En una de las caídas que el personaje debía tener mientras caminaba, la cruz que Caviezel cargaba se inclinó peligrosamente. Un soldado romano debía ayudar a sostenerla, pero no lo logró; por lo que el madero de casi 70 kilogramos se desplomó sobre él.
“Aplastó mi cabeza como un melón. La sangre salía de mi boca. Parte de esa sangre era falsa y parte era real”, indicó en material de producción.
Aún con la dura experiencia en La pasión de Cristo, el actor considera a este filme como uno de los proyectos más importantes en su vida. Influyó en su propia convicción de fe, y veinte años más tarde, está dispuesto a volver a interpretar a Jesús en la próxima secuela que prepara Mel Gibson.
La pasión de Cristo recaudó 612 millones de dólares a nivel mundial y es el largometraje independiente más taquillero de la historia. Está disponible en Star+.