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Brasil vuelve a temer el hambre y la pobreza

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El gobierno decidió revisar el objetivo fiscal para 2025 a un déficit cero en lugar de un superávit del 0,5% del Producto Interior Bruto. La revisión se produce poco más de siete meses después de la aprobación del nuevo régimen fiscal, el llamado “arcabouço”.

Por Infobae

En Brasil el dólar ha pasado de 5,09 a 5,29 entre el 13 y el 16 de abril y en menos de un mes, el real brasileño se ha convertido en una de las monedas que más desvalorizaron en el mundo. Tanto es así que el presidente del Banco Central, Roberto Campos Neto, afirmó el jueves que la autoridad monetaria podría realizar nuevas intervenciones en el mercado brasileño de divisas para contener la subida de la moneda estadounidense.

La última intervención en el mercado de divisas fue a principios de abril, cuando el Banco Central inyectó 1.000 millones de dólares en el mercado para contener la bajada del real. La próxima reunión del Comité de Política Monetaria (Copom) está prevista para los días 7 y 8 de mayo. Las expectativas del mercado de un recorte del tipo de interés básico (Selic) disminuyeron, de 0,5 puntos porcentuales a 0,25. Causante de esta inestabilidad no es sólo el entorno internacional y la política monetaria estadounidense, sino la revisión de la meta fiscal en estos días.

De hecho, el gobierno decidió revisar el objetivo fiscal para 2025 a un déficit cero en lugar de un superávit del 0,5% del Producto Interior Bruto (PIB). La revisión se produce poco más de siete meses después de la aprobación del nuevo régimen fiscal, el llamado “arcabouço”. “No es fácil, pero es la vida, la democracia, y tenemos que discutir estos casos con seriedad para continuar en mantener el equilibrio de las cuentas, para permitir que los tipos de interés bajen, para permitir que el crecimiento sea más robusto”, dijo el ministro de Economía, Fernando Haddad. Con este cambio en la meta fiscal, el gobierno podrá gastar aún más y aumentar la deuda pública.

El Ministerio de Economía calcula que la deuda bruta al final del mandato de Lula, en 2026, podría alcanzar el 79,1% del PIB. Se trata de un aumento de más de siete puntos porcentuales en comparación con cuando el presidente asumió su tercer mandato en 2023, cuando la deuda era el 71,7% del PIB. Según datos del Tesoro Nacional, el ministro de Economía Haddad tendría que aumentar los ingresos en 296.000 millones de reales en 2025 y 2026, 57.000 millones de dólares, para cumplir las metas fiscales actuales.

Esta crisis que se ha desarrollado en los últimos días ha desencadenado inevitablemente también una alerta social. Porque si el escenario continuara en esta dirección, el impacto sobre la población podría ser muy fuerte, con una expansión de la pobreza y un fuerte crecimiento de las desigualdades sociales y una penalización incluso de la clase media, como los profesores que están en huelga desde hace días. “El proyecto de ley del presidente del Senado, Rodrigo Pacheco, aumenta los privilegios de los ya privilegiados jueces, fiscales y abogados, mientras los profesores universitarios y de secundaria están en huelga para exigir migajas”, escribe Eliane Cantanhêde en el diario O Estado de São Paulo. “Para la educación, recortes en nombre del ajuste fiscal. Para el poder judicial, hasta 42.000 millones de reales más al año (8.070 millones de dólares), con un aumento del 5% cada cinco años y sin respetar el tope salarial de la administración pública. El techo en Brasil está destinado a romperse”, detalló Cantanhêde.

Según datos publicados el jueves por el Instituto de Geografía y Estadística (IBGE), la renta mensual del 1% más rico es 40 veces superior a la del 40% más pobre. La renta media mensual real per cápita familiar – es decir, la renta media de una familia dividida por el número de personas que viven en ella – del 1% más rico de la población fue de 20.664 reales en 2023 (3.971 dólares), un aumento del 13,2% en comparación con la cifra observada en 2022, de 18.257 reales, unos 3.500 dólares. En cuanto a la renta media mensual del 40% más pobre, fue de 527 reales en 2023, es decir apenas 101 dólares.

El gobierno Lula, como hizo en mandatos anteriores (2003-2011), reacciona a los indicadores de miseria con la política de subsidios. Lo que surge de la foto tomada por el IBGE es la expansión del subsidio Bolsa Familia a segmentos más amplios de la población. El gobierno ha establecido un pago mínimo de 600 reales por familia (115 dólares), con un suplemento de 150 reales (29 dólares) por cada niño de cero a seis años, 50 reales (9,61 dólares) para las mujeres embarazadas, para el grupo de siete a 18 años y para los lactantes, para cubrir los gastos para los neonatos hasta seis meses de vida. De todas las familias brasileñas, el 19% recibió el subsidio Bolsa Família en 2023, es decir, casi una de cada cinco. Este es el porcentaje más alto jamás registrado y significa que 14,7 millones de familias viven actualmente de esta forma. En 2012, el porcentaje de familias con un beneficiario del programa Bolsa Família era del 16,6%. En 2019, el último año antes del estallido de la pandemia de Covid-19, el indicador fue del 14,3%.

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