Una investigación del diario ‘The Guardian’ revela que los hechos ocurrieron entre finales de los ochenta y 2014. Copperfield niega las acusaciones.
Por El País
El célebre mago David Copperfield (Nueva Jersey, 67 años), quien especialmente en los años noventa fue una figura de fama global y acercó la magia más moderna a grandes públicos, ha sido acusado de agresión sexual por parte de 16 mujeres, según una investigación que ha llevado a cabo el diario The Guardian y que ha publicado este miércoles. La edición estadounidense del medio británico informa de que los ataques abarcan una larga horquilla temporal: desde finales de los años ochenta hasta 2014. Cuando tuvieron lugar, más de la mitad de las chicas tenían menos de 18 años; algunas llegaban a los 15 años. Tres de ellas le acusan de haberlas drogado para mantener relaciones sexuales, por lo que no pudieron dar su consentimiento. Él niega todas las acusaciones.
Algunas de las mujeres han dado su testimonio con nombre y apellidos, dejándose fotografiar, mientras que otras han preferido permanecer en el anonimato. Para realizar el reportaje, el periódico ha realizado más de 100 entrevistas y ha escuchado grabaciones judiciales. Una de quienes ha decidido dar la cara es la exmodelo Brittney Lewis, que asegura que Copperfield la drogó y la agredió en 1988, cuando tenía 17 años. Ya lo hizo público en 2018 y ahora lo sigue manteniendo, y son varias las que se unen a su testimonio, afirman que el patrón fue muy similar con ellas y cuentan que, tanto en solitario como con amigas, fueron drogadas y sufrieron agresiones por parte del mago. Una víctima con el apodo de Gillian asegura que quedó con Copperfield en 1993 y que le sucedió lo mismo: “Jamás diría algo así de alguien, juro por Dios que me habían drogado”.
Varias mujeres han explicado cómo fueron esos abusos, mostrando un patrón: cuentan que, cuando eran muy jóvenes, querían hacerse una carrera en la industria del entretenimiento o ser modelos, y que él se prestaba a ayudarlas. Relata una mujer que se hace llamar Carla (ahora en su cuarentena) que vio por primera vez al mago en uno de sus shows en 1991, cuando tenía 15 años, y que no ha sido hasta ahora cuando se ha dado cuenta de que, entonces, él la manoseó. Después empezó a mandarle regalos y entradas para sus espectáculos, y la llamaba a casa con tanta frecuencia y tan tarde que la madre de la chica tuvo que hablar con él.
Con 16 años, Copperfield le envió unos globos por el día de San Valentín, con una nota donde se leía: “Volveré dentro de dos años”. Al cumplir los 18, la joven decidió mantener relaciones sexuales con él (dos décadas mayor que ella) de manera consensuada, en la que fue su primera vez: “Había un enorme desequilibrio financiero y de poder”, reconoce ahora, afirmando que “él tomó ventaja por su posición”. Los letrados que representan al mago afirman que efectivamente conoció a la chica cuando era apenas una adolescente y que mantuvieron una relación durante cuatro años, pero niegan “absolutamente cualquier sugerencia de toqueteos o de actos impropios”.
Cuatro de las mujeres (tres de ellas entonces en la adolescencia) acusan a Copperfield de toquetearlas de manera sexual cuando las subía al escenario durante sus shows. Incluso un familiar de una de las chicas, de entonces 15 años, recuerda haber visto desde el patio de butacas como le manoseaba el pecho sobre las tablas. Una de ellas lo relata con nombres y apellidos: Fallon Thornton, de ahora 38 años, ha contado cómo hace una década, en 2014, Copperfield la llevó con él al escenario del casino y hotel MGM Grand de Las Vegas, donde hacía un espectáculo, y le estrujó el pecho y cómo ella se quedó “incrédula, en shock”. Ella llegó a ir entonces a la policía de la ciudad para poner una denuncia, pero asegura que “nadie se lo tomó en serio” y poco después cerraron el caso por falta de pruebas. Los abogados de Copperfield lo niegan y afirman que en los vídeos de aquella noche no se aprecia ese gesto. El diario no ha podido tener acceso a los vídeos y el casino —donde el mago ha actuado con regularidad desde el año 2000— se ha negado a comentar.
Además, hasta seis personas que trabajaron con el mago entre principios de los noventa y mediados de los 2000 aseguran que, con frecuencia, le pedía a sus asistentes que subieran al escenario a mujeres jóvenes y atractivas. En ocasiones, indicaba exactamente cuál era la mujer del público a la que quería subir; a veces se enfadaba con sus asistentes si la chica iba con pareja, y les pedía que se aseguraran de que la chica estaba sola. Después, según su versión, las solía invitar a acompañarle en su limusina o su hotel. Era algo que pasaba a menudo, todas las semanas. “Siempre había mujeres yendo y viniendo”, cuenta una antigua asistente identificada como Valerie que, harta de la dinámica, decidió romper su contrato pese a perder parte de su sueldo. “Nunca vi que se acercara nadie que no quisiera, pero sentí que toda esa dinámica de poder era incorrecta. Eran chicas muy jóvenes”. Otra asistente, Sophie, que trabajó con él en los 2000, también se dio cuenta de lo que ocurría y empezó a preguntarles a las chicas su edad, seleccionando solo a las mayores de 18 años.
Copperfield aparecía en los famosos papeles de Epstein que se hicieron públicos en enero, los documentos desclasificados sobre el magnate acusado de pederastia Jeffrey Epstein, que se suicidó en prisión en 2019. Una de las víctimas, Johanna Sjoberg, cuenta en su declaración de mayo de 2016 (de 179 páginas) que vio al mago en la mansión de Epstein en Palm Beach (Florida). Copperfield hizo algunos trucos de magia con ella y le preguntó, según contó en el tribunal, si era consciente de que “a las chicas se les paga por encontrar otras chicas”. El ilusionista anunció en 2023 que había comenzado a trabajar junto a la ONG Save The Children y que harían un gran número para hacer desaparecer la luna en febrero de 2024. Nunca llegó a suceder. La asociación rompió vínculos con él en enero, al día siguiente de hacerse pública su aparición en los documentos.
Algunas mujeres han reconocido que no fue hasta que surgió el movimiento Me Too —en octubre de 2017 cuando, tras la detención del productor Harvey Weinstein por violencia sexual, la actriz Alyssa Milano alzó la voz e invitó a todas las mujeres que la hubieran sufrido a contarlo— cuando algunas de ellas se dieron cuenta de que podían hablar de lo sucedido con un hombre de la fama, el poder y la fortuna de Copperfield (según un artículo de Forbes de hace cinco años era el mago mejor pagado del mundo, con 875 millones de dólares).
Los abogados del mago han afirmado que su cliente “nunca ha actuado de forma inapropiada con nadie, y mucho menos con menores de edad”, y han indicado que una descripción “veraz” de Copperfield describiría su “amabilidad, timidez y trato respetuoso a hombres y mujeres”. También aseguran que es un gran defensor del movimiento Me Too y que las drogas “no forman parte de su mundo”; además, niegan que “conociera los horrendos crímenes cometidos por Epstein” y de los que, “como el resto del mundo, se enteró por la prensa”.
Este tipo de acusaciones no son nuevas. En el año 2007 una mujer de entonces 21 años y originaria de Seattle (Washington, EE UU) le acusó de llevarla a su casa de Bahamas y, durante dos días, golpearla y abusar de ella. Él, según la denuncia de ella, amenazó con matarla si intentaba huir, y le permitió volver a casa 48 horas después. Entonces canceló su gira por el sureste asiático.
David Seth Kotkin, conocido como David Copperfield, es uno de los magos más célebres del mundo. Con solo 10 años ya era ventrílocuo, y logró ser la persona más joven en formar parte de la asociación estadounidense de magos. Uno de sus más célebres trucos fue hacer desaparecer la Estatua de la Libertad, en Nueva York. Su relación con la supermodelo alemana Claudia Schiffer durante cinco años a mediados de los noventa, cuando ambos estaban en la cresta de la ola, acrecentó aún más su popularidad global.