Tegucigalpa – La directora del Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (OV-UNAH), Migdonia Ayestas, destacó en una reciente intervención en el foro televisivo Frente a Frente, la creciente influencia de las maras y el narcotráfico en el control territorial en Honduras, ejemplificando con el reciente asesinato de cinco jóvenes en la colonia Mirador de Oriente.
Ayestas subrayó la necesidad de reforzar el control territorial para combatir esta problemática.
Los jóvenes involucrados en el trágico suceso se estaban trasladando a una casa en Mirador de Oriente, un área conocida por estar bajo el dominio de la pandilla Barrio-18, después de haber salido de una zona controlada por la mara Salvatrucha 13.
El ministro de Seguridad, Gustavo Sánchez, y el director general de la Policía Nacional, Juan Manuel Aguilar, también participaron en el debate, reconociendo el problema del control pandillero sobre ciertas áreas.
Durante el foro, se discutió cómo los pandilleros expropian propiedades y las convierten en lo que localmente se conocen como «casas locas», utilizadas para actividades criminales. Este fenómeno ha llevado a un notable desplazamiento forzado por violencia.
En respuesta, el Comisionado Nacional de Derechos Humanos de Honduras (Conadeh), en colaboración con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y el Instituto de la Propiedad (IP), está trabajando para registrar estas propiedades expropiadas.
El comisionado general Aguilar sugirió una medida provisional donde la Policía Nacional podría ocupar temporalmente casas abandonadas para establecer estaciones policiales, con la intención de devolverlas a sus propietarios con mejoras.
Además, enfatizó la necesidad de que el Congreso Nacional legisle para reconocer a mareros y pandilleros como terroristas locales, una propuesta apoyada por el Consejo Nacional de Defensa y Seguridad para endurecer las acciones contra el crimen organizado y mejorar la seguridad nacional.
