Tegucigalpa – Durante el evento de clausura del Mes de la Familia, el padre salesiano Efrén Artiga ofreció una profunda reflexión sobre el papel central de la familia en la estructuración de la sociedad.
Destacando a la familia como la «célula original de la vida social», Artiga enfatizó cómo este entorno primario inculca los primeros aprendizajes sobre convivencia y construcción de relaciones duraderas.
El sacerdote abogó por un enfoque de amor, perdón y diálogo continuo dentro del núcleo familiar, resaltando que la coherencia entre lo que se predica y lo que se practica es crucial, especialmente en la educación de los niños y jóvenes.
«Ser testimonio para los demás» fue una de las directrices que Artiga subrayó para padres y educadores, instándolos a ser ejemplos vivos de los valores que enseñan.
Artiga también trató temas como la calidad del tiempo que los padres dedican a sus hijos, reconociendo la importancia de la presencia activa más allá de las obligaciones laborales diarias.
Acentuó que la presencia de los padres en la vida de los niños es un pilar que muchas veces se subestima y que es vital para el desarrollo emocional y psicológico de los jóvenes.
El respeto mutuo y la aceptación de las imperfecciones dentro de la familia fueron otros puntos que el padre Artiga consideró fundamentales para la armonía familiar. Advertencias sobre los efectos de la violencia doméstica y cómo estos se extienden a la sociedad en general también fueron parte de su discurso.
Haciendo hincapié en la importancia del matrimonio y cómo las crisis relacionales pueden influir negativamente en las percepciones juveniles sobre las relaciones a largo plazo, el padre Artiga llamó a los esposos a demostrar que es posible mantener una comunicación saludable y un compromiso afectivo perdurable.
Para cerrar, el padre Artiga hizo un llamado a mantener a Dios en el centro de la vida familiar, subrayando que una relación espiritual sólida es esencial para fomentar el amor y el perdón en el hogar.
Su mensaje final fue un recordatorio de que vivir en familia es una práctica diaria de amor y atención que debe cultivarse continuamente para beneficio de todas las generaciones.