El video de una experiencia extrema que publicó la cuenta @Crocosauruscove, de Australia, alcanzó 3,9 millones de reproducciones en la cuenta de Instagram del parque y más de 58 mil “me gusta”. Su viralidad no es casual: muestra una actividad poco común que permite a los visitantes bucear cerca de enormes cocodrilos de agua salada.
Por Infobae
Conocida como la única experiencia de buceo con cocodrilos en Australia, la jaula de la muerte ofrece una interacción segura pero estremecedora con estos reptiles gigantes. Los participantes entran en una cápsula transparente, que es descendida lentamente al agua infestada de cocodrilos gracias a un monorraíl.
Durante quince minutos, los turistas observan de cerca a estos animales, mientras los cuidadores del parque los alimentan para atraerlos.
Ubicado en la ciudad de Darwin, Crocosaurus Cove alberga cerca de 200 cocodrilos, incluyendo algunos de los más grandes del mundo, como Wendell, de 800 kilos.
Además de la jaula de la muerte, el parque ofrece otras actividades, como sostener cocodrilos bebés o alimentar a las serpientes, todas diseñadas para garantizar una experiencia educativa y controlada.
Para participar en la jaula de la muerte, los visitantes deben tener al menos 15 años, llegar 30 minutos antes para recibir instrucciones de seguridad y firmar una exención.
El precio base de la experiencia es de 115 euros, aunque puede aumentar según las prestaciones adicionales elegidas. La actividad sigue estrictas medidas de seguridad; sin embargo, el parque advierte sobre los riesgos si no se respetan las normas establecidas.
Más allá del espectáculo y la adrenalina, Crocosaurus Cove subraya la importancia de comprender a los reptiles como animales fascinantes. Aunque su imponente tamaño puede resultar intimidante, estas criaturas son cruciales en su ecosistema y fuente de interés científico.
La jaula de la muerte combina el atractivo del peligro controlado con una oportunidad única para observar de cerca a algunos de los mayores reptiles del planeta, haciendo de esta actividad una experiencia inolvidable para los amantes de la aventura.
La experiencia no estuvo exenta de opiniones divididas en las redes sociales. Mientras algunos usuarios celebran la adrenalina y singularidad de la actividad, otros cuestionan su impacto en los animales.
Comentarios como “No es gracioso, pobre animalito” y “¿Esto es legal?” muestran la preocupación en las redes por el bienestar de los cocodrilos y las implicaciones éticas de estas interacciones.
