180 migrantes embarcaron este jueves en tres barcos en un puerto del Caribe panameño con destino a la frontera con Colombia, en lo que aparentemente es una nueva ruta oficial para agilizar de forma segura el flujo migratorio en el viaje de retorno a Sudamérica, tras no alcanzar su meta de establecerse en EE.UU. después de las restricciones impuestas por su presidente, Donald Trump.
Al amanecer hacia las seis de la mañana (11:00 GMT), tras horas de preparación, los tres barcos con 180 migrantes, con alrededor de medio centenar de ellos niños y sobre todo de Venezuela, pero también de otros países sudamericanos, partieron con destino a La Miel, cerca de la frontera colombiana, en una ruta en la que, a diferencia de otros casos, no se hacen escalas en pequeñas islas del Caribe panameño.
Fuentes oficiales confirmaron a EFE los detalles, bajo condición de anonimato, y explicaron que continuarán la ruta por mar hasta la tarde, para atracar en un lugar seguro sin aparentemente descender de los barcos, para llegar mañana hacia el mediodía a su destino a La Miel, donde luego desde ahí tomarán otras embarcaciones hacia Necoclí, ya en Colombia.
El uso por las autoridades de migración de Panamá de estas grandes embarcaciones de madera y cubiertas, capacitadas para cubrir largas distancias, es aparentemente un nuevo método para tratar de controlar el flujo de retorno hacia el sur de una manera más segura, después de que el viernes pasado naufragó una lancha en la que viajaban 21 migrantes de Venezuela y Colombia, muriendo una niña venezolana de 8 años.
Esta vía marítima se debe además a que al contrario de México o el resto de países centroamericanos en su camino al sur, en Panamá los migrantes se topan con la barrera de la selva del Darién, sin vías ni pasos por carretera hacia Colombia, por lo que para evitar adentrarse en esa jungla con peligros naturales y bandidos, optan por continuar su trayecto en embarcaciones, aunque hasta ahora lo hacían en pequeñas lanchas.