Tegucigalpa – La controversia dentro del Consejo Nacional Electoral (CNE) de Honduras escaló este martes cuando la consejera Ana Paola Hall rechazó públicamente las acusaciones realizadas por su compañero Marlon Ochoa, quien había afirmado que tanto ella como la consejera Cossette López propusieron suspender las elecciones primarias del pasado domingo debido a los retrasos en la entrega del material electoral.
A través de un mensaje publicado en su cuenta oficial de la red social «X», Hall ofreció una versión completamente distinta de lo ocurrido durante la crisis logística que afectó principalmente al Distrito Central y San Pedro Sula, revelando que «el domingo se discutieron varios escenarios en apego a la Ley Electoral para garantizar el derecho al voto».
Según Hall, el órgano electoral tomó una decisión unánime frente a la problemática: «Por unanimidad se decidió enviar la noche del domingo, el material electoral de esos centros de votación», explicó en su publicación, sugiriendo que en ningún momento propuso la suspensión del proceso electoral como afirmó Ochoa.
La consejera también enfatizó que el CNE funciona como un cuerpo colegiado cuyo objetivo principal es «dar resultados electorales limpios», intentando así proyectar una imagen de unidad institucional que contrasta con la evidente división interna que han dejado al descubierto estas declaraciones cruzadas.
Este intercambio público de acusaciones entre los miembros del máximo órgano electoral hondureño profundiza la crisis de credibilidad que enfrenta la institución tras los problemas logísticos que empañaron las elecciones primarias. La discrepancia entre los consejeros, quienes continúan ofreciendo versiones contradictorias sobre lo ocurrido, complica aún más la ya deteriorada imagen del CNE.
El desacuerdo entre Hall y Ochoa representa no solo una diferencia de opiniones sino un grave problema institucional, donde los propios miembros del organismo electoral no logran presentar una versión coherente y unificada sobre las decisiones tomadas durante una crisis que afectó a miles de votantes.
Esta polémica se produce en un momento crucial para la democracia hondureña, a poco más de cuatro meses de las elecciones generales programadas para el 30 de noviembre, generando preocupación sobre la capacidad del CNE para organizar unos comicios de mayor envergadura cuando ni siquiera puede ofrecer una versión consensuada sobre los acontecimientos del pasado domingo.
La contradicción pública entre los consejeros electorales añade un nuevo nivel de incertidumbre al proceso electoral hondureño, dejando en evidencia las tensiones internas que podrían afectar la preparación y ejecución de las próximas elecciones generales.