Tegucigalpa – La crisis política desatada por los problemas logísticos en las elecciones primarias hondureñas sumó un nuevo capítulo este martes cuando el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, Roosevelt Hernández, salió al paso de las acusaciones lanzadas por la presidenta del CNE, Cossette López.
Hernández rechazó contundentemente que el instituto castrense hubiera ordenado paralizar el transporte de material electoral, calificando estas acusaciones como «totalmente falsas». «Somos una institución de 200 años y hay que respetarla, y llevamos 40 años de manejar estos procesos, sabemos la responsabilidad que tenemos», defendió el militar.
En un tono que mezcló la defensa institucional con advertencias veladas, Hernández mencionó la existencia de «sectores oscuros que se aprovechan de la nobleza de esta institución», sin especificar a quiénes se refería. Esta declaración parece sugerir que las Fuerzas Armadas estarían siendo utilizadas como chivo expiatorio en medio de la controversia electoral.
El alto mando militar confirmó que el lunes fueron visitados por fiscales contra delitos electorales y agentes de la ATIC del Ministerio Público, quienes permanecieron aproximadamente tres horas en la oficina de la jefatura del Estado Mayor Conjunto. «Seguirán las declaraciones donde expondremos todo lo que nosotros realizamos para que se esclarezca toda esta situación», aseguró.
Hernández minimizó el alcance de los problemas logísticos, señalando que «sólo fueron dos rutas en el Distrito Central» donde el material electoral llegó «demasiado tarde». Sin embargo, esta versión contrasta con los numerosos reportes de retrasos significativos en múltiples centros de votación, tanto en Tegucigalpa como en San Pedro Sula.
En un comentario que podría interpretarse como una crítica a la gestión del CNE, el general afirmó: «Si nosotros lideráramos esta misión en todo, administrativa y operativamente, lo haríamos al 100%». Justificó que las FFAA fueron «arrastradas» por las fallas iniciales, sugiriendo que los problemas se originaron en otras instancias.
Hernández insistió en la naturaleza apolítica de las Fuerzas Armadas, afirmando que «no obedece a intereses políticos, ni del oficialismo ni de la oposición». En un dato personal, reveló: «Cuando yo nací solo existían dos partidos, Liberal y Nacional, y jamás he votado, y le garantizo a toda la ciudadanía de cualquier afinidad política, jamás voy a permitir que me manipulen cualquier gobierno».
De cara a las elecciones generales de noviembre, el militar fue enfático: «Jamás de los jamases [estarán en riesgo], lo garantizo, y hoy no solo es mi lucha, es toda la lucha de las FFAA». Advirtió que «ahora ya sabemos cuál puede ser la intención», sin precisar a qué se refería, y aseguró que «preferimos morir antes de traicionar a nuestra patria».
El general concluyó sus declaraciones con un compromiso: «Garantizamos que las elecciones de noviembre seguirán siendo limpias y confiables, vamos a estar más pendientes todavía», en lo que parece ser un intento por recuperar la confianza ciudadana en la institución militar tras las graves acusaciones de la presidenta del CNE.
Esta nueva serie de declaraciones profundiza el enfrentamiento institucional entre el CNE y las Fuerzas Armadas, añadiendo mayor incertidumbre al panorama político hondureño a pocos meses de las elecciones generales.
