Sacramento, California. – A Salvador Calzadillas no le preocupa contagiarse del coronavirus mientras corta mandarinas de los árboles del centro de California. Es el mero acto de trasladarse a los huertos cada día, comenta, lo que los pone a él y a su esposa, también jornalera, en riesgo y no hay nada que puedan hacer para cambiarlo.
Después de todo, los jornaleros agrícolas no pueden trabajar desde la casa y es difícil para ellos practicar el distanciamiento social.
Calzadillas y su esposa son parte de un grupo de seis trabajadores que viajan en un auto o una camioneta para llegar a los huertos a 40 minutos de distancia. Ahí, son reunidos para recibir instrucciones diarias, sin importar la distancia física que guardan entre sí, agregó.
“Hasta ahora no ha habido cambio, todo es igual”, dijo Calzadillas. “Muchos de mis colegas dicen que es como si fuéramos inmortales, trabajamos igual. No hay prevención y seguimos trabajando”.
El hombre de 31 años es uno entre los varios jornaleros en campos en el centro del fértil Central Valley de California, que abastece de alimentos a gran parte de Estados Unidos, incluso en momentos en que escuelas, restaurantes y tiendas han cerrado sus puertas por la pandemia.
Más de un tercio de las verduras del país y dos tercios de sus frutas y nueces se cultivan en California, cuyos campos y huertos generaron casi 50 mil millones de dólares en 2018, según el departamento de Agricultura estatal.
Grupos agrícolas y líderes sindicales están exhortando a los empleadores a tomar precauciones adicionales para evitar que el brote se propague entre los jornaleros de California, que ya escasean. Suspender a empleados por enfermedad podría arriesgar la producción agrícola y alterar toda la cadena alimentaria.
Algunos campos escuchan el llamado, dijeron los agricultores y empleados sindicales, pero puede ser complicado separar a los trabajadores con dos metros (seis pies) de distancia entre sí, por la forma en que crecen ciertos cultivos, dijo Dave Puglia, presidente de Western Growers, un grupo que representa a familias de agricultores en California, Arizona, Colorado y Nuevo México.
La eficiencia también es crítica, agregó, mientras los agricultores se enfrentan a la presión de reabastecer los supermercados.
“Tendrías que escalonar a los jornaleros que cosechan”, dijo Puglia. “Es una forma de operar muy ineficiente y muy, muy costosa y la mayoría de los agricultores no podrían hacerlo. Estarían perdiendo demasiado dinero”.
Western Growers dijo que muchos miembros han agregado estaciones en los campos para que los jornaleros se desinfecten y ahora exigen que se laven las manos antes y después del trabajo, además de espaciar a los trabajadores en las instalaciones de empaque.
United Farm Workers está aprovechando el momento para insistir en las demandas de siempre, como eliminar la necesidad de una nota del médico y otros obstáculos para recibir paga por enfermedad. En una carta a la rama agrícola, el sindicato dijo que los trabajadores deberían lavarse las manos con frecuencia y animarlos a quedarse en casa si se enferman.
“Lo que encontramos es que la mayoría de los agricultores no se comunican con sus empleados, ni siquiera para compartir lo básico, cómo ejercer prácticas mejores, como lavarse las manos” y mantener la distancia entre ellos, dijo Armando Elenes, tesorero de United Farm Workers, que representa hasta a 27 mil empleados estacionales.
La crisis del coronavirus ha puesto atención al papel crítico de los agricultores en momentos en que los residentes encuentran estantes vacíos en supermercados debido a que las personas se abastecen de más antes de refugiarse en sus hogares.
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades dicen que el riesgo de contraer Covid-19 por alimentos o paquetes de alimentos es bajo. Los jornaleros están más preocupados por contagiarse entre ellos.