Granada. – El Real Madrid sacó adelante con muchos apuros su partido ante el Granada en Valdebebas en la que volvió a su versión mala. El equipo de Zidane no jugaba una primera parte tan deficiente desde la derrota ante el Alavés que dejó a Zidane en una situación comprometida.
Los despistes defensivos pudieron costarle muy caro a los blancos. Al Granada le faltó algo de pegada y el Madrid no perdonó su momento en el segundo tiempo, un cabezazo de Casemiro a centro de Asensio.
La polémica volvió a acompañar la victoria del Madrid. En el final del primer tiempo el Granada reclamó un penalti por agarrón de Casemiro a Yangel Herrera. Ni el árbitro ni el VAR concedieron el penalti. El árbitro, Martínez Munuera, era el mismo del último clásico, en el que el VAR advirtió al colegiado valenciano de un penalti de Lenglet a Sergio Ramos.
El equipo de Diego Martínez es un hueso. Se presentó en el Di Stéfano sin haber encajado un gol en los últimos cuatro partidos. Le faltaban jugadores tan importantes como Machís, Montoro o Gonalons, pero es un equipo al que su juego colectivo no le afecta que falte uno u otro. Solo ha tenido un borrón claro en la temporada, cuando fue goleado por el Atlético en el debut de Luis Suárez.
En el Madrid Zidane había advertido la víspera de la dureza del rival y de la importancia de no salir concentrados. Sus futbolistas no se lo tomaron muy en serio. También es verdad que el Madrid lleva una serie de partidos muy exigentes y que empieza a perder frescura.
Le pasó en la segunda parte en Ipurua. Zidane no rota apenas y sus jugadores muchas veces dan la sensación de faltarles la chispa que exhibieron ante el Borussia o en el derbi.
Para el partido de ayer el Madrid tenía, además, la baja de Modric, ausente por molestias en el aductor. Sin Modric el centro del campo no tuvo el dinamismo necesario para superar la presión del Granada, un equipo que te cierra muy bien los espacios.
El Granada jugó el partido que quería en la primera parte. Le faltó el gol, que tuvo muy cerca. Lo pudo conseguir a los 40 segundos en una mala salida del balón de Varane, que anoche volvió a las andadas. La jugada acabó en un pase de Soldado a Puertas que, con toda la portería para él, envió el balón incomprensiblemente alto, un fallo de los que se recuerdan en la carrera de un jugador.
La ocasión fue la más clara, pero no la única. Quizás contagiado por el mal desempeño de sus compañeros hasta Courtois, habitualmente tan seguro, falló poco después en un despeje y el balón le cayó a Kennedy, que solucionó mal la jugada con un remate de lo más inocente.
El Madrid puede contabilizar poco en su haber en el primer tiempo. Trabado por el Granada, tuvo poca fluidez, solo remató con peligro una vez por medio de Benzema y toda su producción ofensiva en dicho periodo se limitó a tiros desde fuera del área.
Para más problemas, el Madrid sufrió la lesión de Rodrygo, que se rompió en una caída en el área tras una carrera explosiva. El joven brasileño abandonó el terreno de juego en camilla y hoy le harán pruebas, aunque las primeras sensaciones no son buenas. Asensio tuvo que salir a jugar sin haber calentado.
Ya en el añadido del primer tiempo vino la polémica al reclamar el Granada penalti por agarrón de Casemiro a Yangel Herrera. Ni el árbitro ni el VAR vieron nada y Diego Martínez lo pidió a gritos desde a banda, lo que le valió una amarilla.
La segunda parte comenzó igual pero a los diez minutos creo una pequeña tormenta de tres ocasiones: un remate de espuela en una genialidad de Asensio que se fue al palo y dos remates uno de Valverde que atajó muy bien Rui Silva. y el final de Benzema que se marchó alto. Dos minutos después el Madrid encontró su gol en un centro de Asensio y un cabezazo picado de Casemiro que ganó el salto a Jesús Vallejo.
La réplica del Granada llegó muy pronto, un remate de Puertas que se encontró con la gran respuesta de Courtois.
Diego Martínez introdujo cambios ofensivos y el Madrid acabó el partido agobiado, defendiendo como un tesoro su 1-0. Sin embargo, volvió a marcar en el añadido, un clásico en los últimos partidos de los blancos, esta vez por medio de Karim Benzema en un contragolpe.