Quito – Latinoamérica debe resolver con urgencia la desconexión a internet de más de 260 millones de personas y poner fin a la brecha digital, en un mundo en el que la pandemia hace más acuciante la conectividad para la vida diaria y la educación, dijo el ministro ecuatoriano de Telecomunicaciones, Andrés Michelena.
El también presidente de la Agenda Digital para América Latina y el Caribe (eLAC 2022), recordó que la región tiene aún aisladas «al 25 % de personas», lo que significa que «ya no pueden estudiar, trabajar, realizar trámites, no tienen acceso a consultas médicas, ya no pueden comprar ni vender».
Porque se trata de unas necesidades que, entre los confinamientos y restricciones por la pandemia, están siendo resueltas a través de la red.
32 MILLONES DE NIÑOS DESCONECTADOS
En una entrevista con Efe desde Washington, donde esta semana se ha reunido con el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Mauricio Claver-Carone, y con el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, entre otros, para buscar presupuestos y soluciones en la reducción de la brecha digital, Michelena puso el ejemplo de la telemedicina en Colombia, que «creció en un 7.000 %» durante la pandemia.
Se trata de un servicio del que, sin embargo, se vieron privados todos aquellos sin conectividad.
Otro aspecto, también grave, que demuestra la urgencia en resolver el problema es que entre los latinoamericanos sin conexión figuran 32 millones de niños, que no han podido estudiar en el último año, desde que la pandemia privilegió la educación virtual.
En su reunión con Claver-Carone habló sobre la creación de un Fondo Latinoamericano para el Desarrollo de Infraestructura Rural, a través de los recursos existentes a nivel de continental.
«Si sumamos todos los recursos que genera el sector, son cerca de 145.000 millones al año y, según datos del Centro de Estudios de Telecomunicaciones de América Latina, se requieren alrededor de 160.000 millones de dólares para lograr incluir a las personas», explicó Michelena.
CAMBIAR LAS PRIORIDADES
El ministro consideró que se debe «dejar de invertir en la infraestructura física para invertir, gradualmente, en la infraestructura digital que requieren los países».
Argumentó que el 60 % de los 145.000 millones «se quedan en las arcas públicas» y se reinvierten en infraestructura física que hoy por hoy están abandonadas -escuelas, edificios públicos…- por lo que, a su juicio, habría que dar prioridad a la infraestructura digital.
«Posiblemente dentro de un año las escuelas y edificios públicos se vuelvan a ocupar, pero mientras tanto, tenemos a un 25 % de la población absolutamente excluida de estos servicios», insistió.
Para ello también propone que el fondo sea abierto con un primer capital semilla del BID, y que se canalicen hacia él los recursos de organismos multilaterales, para poder cumplir el gran objetivo de la inclusión digital.
El BID, según el ministerio, ha prometido trabajar en el diagnóstico de las fuentes de financiación que ya existen en la región para este tipo de inversiones, y evaluar las necesidades particulares de cada país para impulsar el proyecto.
También a trabajar de manera conjunta para generar espacios de diálogo y promover la iniciativa ecuatoriana con las altas autoridades hemisféricas.
«El reto es seguir haciendo bien el desarrollo de innovaciones pero, a la par, hacer un trabajo agresivo de inclusión digital de los que se están quedando fuera», manifestó Michelena, ministro de un Gobierno que termina sus funciones en mayo próximo.
OEA Y BID, CRUCIALES PARA REDUCIR LA BRECHA
Para el ministro, la brecha digital se ha convertido en una «brecha social» y es, por lo tanto, un reto que deben afrontar la sociedad, los estados y el sector privado.
Por lo que propone que la próxima Cumbre Presidencial de la Organización de Estados Americanos (OEA) incluya en su declaración la urgente necesidad de transformar digitalmente a América Latina, en un proceso en el que el BID sea la contraparte económica del Fondo Latinoamericano y la OEA el brazo político.
Sobre la situación regional en lo referente a la brecha digital, Michelena destacó que Chile y Uruguay son los países con mejor conectividad, pero que Perú, Ecuador y Bolivia, presentan problemas, entre otras razones, por la gran dispersión geográfica de la población.
Los problemas también se originan porque las políticas gubernamentales «no incentivan la inversión sino la recaudación al fisco», señaló.