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Ray Liotta: el día que el fallecido actor protagonizó una de las escenas más perturbadora de Hollywood

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Hannibal Lecter y Krendler en la mesa.

No hay dudas de que Ray Liotta, quien murió este jueves en República Dominicana mientras grababa una película, dejó escenas memorables a lo largo de su extensa y exitosa filmografía. Una de ellas, la más aterradora de su carrera, es de la relegada Hannibal.

Por: Clarín

Hannibal -no El silencio de los inocentes, ni Dragón rojo- está casi afuera del cánon. El Lecter de Anthony Hopkins significa Jonathan Demme, Jodie Foster, año 1991 y Oscars a mansalva, no una película titulada “Hannibal”.

Si bien este film que estrenó Ridley Scott en 2001 permanece en la memoria de pocos, una de sus escenas finales adquirió con el tiempo el estatus de “escena de culto” (un reconocido sitio web no celebró los 20 años de Hannibal, sino los 20 años de “la escena de Ray en Hannibal”).

La parte en la que el personaje de Liotta es “operado” vivo es -y de esto no quedan dudas- de lo más perturbador que ofreció el cine industrial estadounidense en la primera década del siglo XXI.

Gran parte del éxito de la escena se debe a la convincente e histriónica actuación de Ray; otra clave, vale destacar, es la audacia de Scott para insertar en un film que debía hacer estragos en taquilla una escena tan fuerte y completamente “out of context” como esta.

Antes de describir qué es lo que pasa, unas aclaraciones: los acontecimientos de la Hannibal de 2001 se sitúan diez años después de la historia de El silencio de los inocentes; Julianne Moore es Clarice en lugar de Jodie Foster; Lecter no es el único villano: está también Mason Verger, un sobreviviente suyo que desea venganza y para eso utiliza a Clarice.

Krendler sin la tapa de los sesos.

 

La escena que nos convoca transcurre hacia el final de la historia. En ella se encuentran Lecter, Clarice y Paul Krendler, un oficial del Departamento de Justicia que trabaja cabeza a cabeza con Verger en la caza de Hannibal.

Todo parece ir en buenos términos: Lecter está tranquilo cocinando algo y llega a su encuentro Clarice increíblemente lookeada. Sentado en la mesa de Hannibal con actitud algo aniñada y una gorra que lleva las iniciales “PK” se halla Krendler, el personaje de Liotta.

Krendler actúa raro y uno como espectador no entiende muy bien por qué. Pero la duda queda resuelta rápidamente cuando Hannibal le da de beber al oficial algo por un tubito y le quita su gorro. Debajo, en un primerísimo primer plano, Krendler tiene rajada la tapa de los sesos.

El “menú” a lo Hannibal.

 

Por si quedaba alguna pregunta dando vueltas, Hannibal procede a quitársela como si fuera la tapita de un tarro de azúcar y, luego, a juguetear con el cerebro del personaje, que con el fluir de la escena se convertirá en la cena del propio Krendler.

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