Ruben Ostlund, ganador de la Palma de Oro, el premio más importante de la 75 edición del Festival de Cannes, por “Triangle of Sadness”, este 28 de mayo de 2022. EFE/Clemen Bilan
Una sátira ligera y desatada sobre la superficialidad de la cultura capitalista y la devoción por el selfi dirigida por el sueco Ruben Östlund, “Triangle of Sadness”, se alzó con la Palma de Oro del 75 Festival de Cannes.
Es la segunda Palma de Oro para Östlund, que la ganó en 2017 por la también satírica “The Square”, en la que atacaba el mundo del arte; esta vez su objetivo ha sido un grupo de ricos que viajan en un yate capitaneado por Woody Harrelson, en el que hay modelos, “influencers”, oligarcas rusos y traficantes de armas.
Paradójicamente, “Triangle of Sadness”, su primera película en inglés, es la que más se acerca al cine de entretenimiento estadounidense, según el propio Östlund reconoció, a la vez que conserva su pátina de intelectualidad europea.
El premio lo recibió de manos del director mexicano Alfonso Cuarón y del presidente del jurado, el actor francés Vincent Lindon, en una ceremonia que dejó sin reconocimiento al español Albert Serra, que aspiraba al palmarés con la desconcertante y magnética “Pacifiction”.
La Palma de Oro cierra una edición de contrastes que, tras su anulación en 2020 y su celebración en julio en 2021 debido a la pandemia, retomó sus fechas habituales y con ellas la ilusión de una cierta normalidad.
Veintiuna películas optaban a recoger el relevo de “Titane”, de la francesa Julia Ducournau, y de ellas solo cinco estaban dirigidas por mujeres, incluida la veterana Claire Denis con el thriller romántico “Stars at Noon”, que logró el Gran Premio “ex aequo” junto a “Close”, de Lukas Dhont.
A la competición oficial, con el español Albert Serra en liza con “Pacifiction”, que no se llevó premio, se sumaron una treintena de filmes fuera de concurso. Además, 20 películas participaron en la segunda sección en importancia de Cannes, Una Cierta Mirada; siete en competición en la paralela la Semana de la Crítica y 23 en la Quincena de Realizadores.
El Palacio de Festivales volvió a ser epicentro de la cinematografía mundial y en un año especialmente caluroso vio convivir a turistas y locales en las playas del Paseo Marítimo con acreditados, una mezcla que, según cifras de la alcaldía, genera unos 200 millones de euros de ingresos y crea 2.300 puestos de trabajo.
Un total de 21 filmes entraron en liza por la Palma de Oro en la 75 edición del festival de Cannes, que arrancó el pasado 17 de mayo.
La ceremonia de clausura contó con destacadas presencias españolas y latinas como Javier Bardem, Alfonso Cuarón y Edgar Ramírez, entregando premios, o Rossy de Palma, como presidenta del jurado Cámara de Oro, un premio a la mejor opera prima que recayó en “War Pony”, codirigida por la actriz y modelo estadounidense Riley Keough, nieta de Elvis Presley, y por Gina Gammell.
UCRANIA PROTAGONISTA
Era una edición especial por su 75 aniversario y no dio la espalda a la actualidad.
En su selección había vetado a delegaciones oficiales rusas, aunque no a directores disidentes, lo que abrió la puerta a Kirill Serebrennikov con “Tchaikovsky’s Wife”, y en la ceremonia apertura contó con la intervención telemática del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, que pidió que el cine no se mantenga “mudo” ante la situación.
La guerra en Ucrania estuvo presente igualmente a través de los filmes seleccionados.
Fuera de concurso con “The Natural History of Destruction”, denuncia del director ucraniano Sergei Loznitsa sobre el uso de civiles como objetivo militar, y en la sección Una Cierta Mirada con “Butterfly Vision”, de su compatriota Maksym Nakonechnyi, que hizo sonar las sirenas antiaéreas en la alfombra roja como protesta contra el conflicto.
La alfombra roja concentró cada tarde los flashes de los fotógrafos y sirvió tanto de plataforma de reivindicación, ya fuera bélica o feminista, como de foco del espectáculo. En este último nadie le quitó el trono a los estadounidenses Tom Cruise y Julia Roberts.
El primero presentó fuera de concurso “Top Gun: Maverick”, secuela de su película de 1986, con ocho aviones de la Patrulla Aérea francesa sobrevolando el Palacio como colofón a su desfile, y la segunda, madrina del premio Chopard a jóvenes promesas, conquistó con su sonrisa e hizo sombra en unos segundos a todos los que la precedieron.
La llegada de Cruise en helicóptero a Cannes, del actor francés Omar Sy en jet privado y las acrobacias de esas ocho aeronaves se ganaron las críticas de los ecologistas en un momento en que desde el propio certamen se insta al reciclaje, a la reducción de los residuos y al pago de 24 euros en concepto de contribución medioambiental.
No fue la única crítica que acaparó el festival. En el primero de los dos coloquios organizados sobre el futuro del cine con motivo de este aniversario no hubo ninguna mujer: el panel estuvo compuesto entre otros por Guillermo del Toro, Claude Lelouch, Michel Hazanavicius o Gaspar Noé.
Encima de esa mesa, un tema central de la cinematografía actual, el eterno debate sobre plataformas y salas de cine. Una discusión que saltó a otros encuentros del certamen y sobre la que el actor danés Mads Mikkelsen se mostró conciliador.
“Tenemos que preguntarnos: ¿Las plataformas van a desaparecer? No, ¿entonces? En lugar de pelearnos debemos encontrar un punto de encuentro, que es nuestro amor común por hacer películas”, dijo en esa charla, similar a la también protagonizada por Javier Bardem, que se ganó al público con sus confidencias y que hoy entregó a “Close” y “Stars at Noon” el Gran Premio “ex aequo”.
Quedarán para el recuerdo también el baño de masas del intérprete español y la amplia lista de estrellas que acompañó el estreno de “Elvis”, de Baz Luhrmann: desde sus protagonistas, Tom Hanks y Austin Butler, a los cantantes Shakira, Kylie Minogue, Ricky Martin o el grupo italiano Maneskin, colaborador en la banda sonora del filme.
Con información de EFE