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Najib Mikati es reelegido como primer ministro libanés para lidiar con la crisis

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EFE/EPA/WAEL HAMZEH

 

 

 

El multimillonario Najib Mikati volvió a ser nombrado este jueves primer ministro del Líbano por segunda vez consecutiva y, si logra formar Gobierno, se enfrentará a la ardua tarea de implementar las reformas y planes para salir de la crisis económica que comenzó a perfilar durante su último mandato.

El político, que ya ocupó el cargo en otras tres ocasiones, la última de ellas hasta hace apenas un mes, deberá acordar la composición de su Gabinete de Ministros con el presidente de la República, Michel Aoun, y obtener el visto bueno de los diferentes bloques parlamentarios.

La última vez que fue nombrado primer ministro, en julio de 2021, logró acabar con más de un año de bloqueo político al encontrar un reparto de carteras aceptable para los diferentes grupos, pero es consciente de que necesita la “cooperación” de “todos” para sacar al país de una de las peores depresiones de la historia reciente.

“Juntos somos capaces de sacar al país de su crisis (…) Ya no tenemos el privilegio del tiempo, ya hemos perdido mucho tiempo y muchas oportunidades de apoyo de los países hermanos y amigos”, apeló en un discurso desde el Palacio Presidencial tras su designación.

SIETE HORAS DE CONSULTAS

El presidente libanés, Michel Aoun, le encargó formar un Gabinete de Ministros después de llevar a cabo una ronda de consultas parlamentarias que se prolongó durante más de siete horas, y en la que muchos de los bloques y legisladores independientes se abstuvieron de respaldar a ningún candidato.

Como el pasado año, Mikati recibió el apoyo del bloque liderado por el grupo chií Hizbulá, si bien las dos grandes formaciones cristianas de la Cámara, el Movimiento Patriótico Libre de Aoun y las Fuerzas Libanesas, ambas renunciaron a su derecho de nominación.

Aun así, el multimillonario hombre de negocios cosechó más del doble de apoyos que su principal oponente, el diplomático Nawaf Salam, exrepresentante permanente del Líbano ante la ONU y actualmente magistrado en la Corte Internacional de Justicia (CIJ).

El primer ministro libanés debe ser un musulmán suní, del mismo modo que la jefatura de Estado tiene que estar ocupada por un cristiano y la presidencia de la Cámara, por un musulmán chií.

Un voto simbólico durante las consultas fue para el ex primer ministro Saad Hariri, considerado la figura suní de más peso hasta que a principios de año anunció que abandonaba la política.

La inexistencia de otros candidatos claros que profesen esta fe ha facilitado la reelección de Mikati, políticamente considerado moderado prosirio, exministro de Obras Públicas y mandatario en otras tres ocasiones: brevemente en 2005, de nuevo en 2011 y, por última vez, desde 2021 hasta su entrada en la interinidad hace un mes.

Ahora, el político deberá sortear de nuevo las dificultades que plantea el complejo sistema de reparto del poder en el Líbano y formar un Gobierno que contente a todos los grupos políticos y religiosos para que su composición obtenga la luz verde del Legislativo.

Desde los comicios parlamentarios del pasado 15 de mayo, ningún bloque cuenta con mayoría en el Hemiciclo.

DE NUEVO ANTE LA CRISIS

El Líbano está sumido en una grave crisis económica desde finales de 2019, en cuyo marco la moneda local ha perdido más del 90 % de su valor y casi el 80 % de la población ha caído en la pobreza, una situación que se vio agravada por el vacío de poder ocurrido entre agosto de 2020 y septiembre de 2021.

Uno de los principales logros del último Ejecutivo de Mikati, formado el pasado setiembre y todavía en funciones a día de hoy, fue un acuerdo preliminar con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por el que el país podría recibir una ayuda financiera equivalente a unos 3.000 millones de dólares.

“Este acuerdo es modificable y mejorable a través de las vías constitucionales y, en este sentido, tenemos que cooperar cuanto antes con el Parlamento para implementar los proyectos de reforma necesarios antes de continuar las negociaciones con el FMI”, reconoció Mikati en su discurso.

Para desbloquear esta y otras ayudas internacionales, el Líbano debe implementar una serie de reformas financieras y estructurales a diferentes niveles, algunas de las cuales han sido trazadas por el Ejecutivo saliente sin que haya comenzado su implementación.

El primer ministro designado, que se espera que sea cambiado de nuevo tras el nombramiento de un nuevo presidente de la República el próximo octubre, reiteró en su intervención que un pacto con el FMI representa la única salida viable a la crisis económica.

“Tenemos mucho trabajo por hacer y no tenemos tiempo que perder”, concluyó.

EFE

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