Los 310 kilos de cocaína fueron incautados por las autoridades. FOTO: Policía Antinarcóticos
Hasta una playa paradisiaca, ubicada en las Islas de San Blas llegaron las autoridades policiales de Panamá luego de que sus pares colombianos los alertaros sobre una actividad sospechosa en la zona.
Por eltiempo.com
En los llamados cayos holandeses del vecino país encontraron a cuatro extranjeros y un lujoso yate. Según la bitácora, navegaron más de 360 kilómetros desde Cartagena en un viaje de placer, que trasportaba a una pareja.
Pero, las autoridadeshallaron establecieron que se trata de una nueva modalidad de narcotráfico para mover alijos hasta Europa. En efecto, durante 30 días, la pareja fingió estar de turismo en Cartagena en donde visitaron restaurantes y tiendas de lujo.
Luego, se dirigieron a un astillero en donde estaba el yate, cargado con 310 kilos de cocaína de alta pureza.Muy cerca del sistema hidráulico que permite el funcionamiento de los motores, los agentes descubrieron una caleta con el clorhidrato de cocaína.
El archipiélago de San Blas cuenta con 365 islas; la mayoría deshabitadas. Foto: Karen Sánchez
Emisarios de empresaria española
En un compartimiento oculto se escondió la droga. Foto: Policía Antinarcóticos
Según pudo establecer EL TIEMPO, la droga fue envuelta en plástico e impermeabilizada con caucho negro.
La finalidad era proteger la carga de la humedad cuando llegara el momento, en alta mar, de pasarla a otra embarcación.
La Policía Antinarcóticos de Colombia confirmó que los extranjeros pretendían llegar hasta aguas continentales para “contaminar” los barcos que cruzan el canal de Panamá y que tienen como destino final el viejo continente.
Hasta ahora se sabe la pareja es emisario de una empresaria española que las autoridades identifican como alias Ruth.
El procedimiento de inspección del navío tomó dos horas. Foto: Policía Antinarcóticos
Durante el periodo que estuvieron en Cartagena, los extranjeros tuvieron que esperar a ser contactados por hombres de la banda criminal conocida como ‘Los del golfo’, quienes les entregaron el alijo que se vendería en las calles de Europa.
Mientras eso sucedía, disimularon por varios días que estaban de turismo por las calles de la Ciudad Amurallada, derrochando dinero y visitando lugares exclusivos. Luego se desplazaron hasta un astillero, al sur de Cartagena, donde el navío fue adecuado por fibreros para ocultar el cargamento.
La llamada
Una llamada fue la que alertó a las autoridades del posible contenido que iba en la embarcación.
Aunque la Policía colombiana ya los tenían identificados desde que surcaron la Bahía de Cartagena, tuvieron que esperar a que estuvieran en tierra firme para ejecutar las detenciones.
“El plan de estas organizaciones es aprovechar su perfil de turistas , el derroche de dinero y la visita a lugares exclusivos, para crear una fachada y así despistar el control de las autoridades”, aseguró el comandante (r.) de la Policía Antinarcíticos, coronel José James Roa Castañeda.