Tegucigalpa. – El criminólogo hondureño, Wilfredo Rubio Barahona, explicó este jueves que los ejecutores de la masacre donde murieron cuatro jóvenes, incluido un hijo del expresidente Porfirio Lobo, son de un alto perfil por la forma en que actuaron y las armas que utilizaron para realizar el crimen.
«Con solo ver la gesticulación que ellos hacen, cómo se mueven, se bajan de los vehículos con sus armas, cómo apuntan, bajan a las personas de los vehículos y cómo huyen de la escena, pues denota un alto entrenamiento», argumentó el especialista en procesamiento de escenas del crimen.
De acuerdo con Rubio, en este momento se está en una etapa de hipótesis y en una etapa de formación de la teoría del caso, por lo que no se puede descartar ninguna premisa por que «todo es válido».
«Pero sí partamos de una idea: las víctimas son de alto perfil, por tanto, los ejecutores y los autores materiales también son de alto perfil y se ve en los vídeos, en los vehículos, las armas, el entrenamiento, en los métodos, los modos y las formas de ejecutar los asesinatos».
El criminólogo también aseguró que la escena del crimen juega un lugar preponderante dentro de la investigación porque de ahí van a surgir todas las pruebas.
«Todos hemos podido ver esos vídeos que son sumamente reveladores y cada segundo de ese vídeo trae información que los cuerpos de investigación pueden hacer suyos para ir descubriendo cómo y quiénes son los responsables de este crimen», apuntó Rubio.
Agregó que las armas utilizadas podrían ser «tipos carabinas, fusiles o armas tipo de guerra usada por los cuerpos de seguridad y militares. A estas se les considera de alto poder, de alto calibre y de alta velocidad».
El criminólogo aseguró que, por la forma en cómo se ejecutó el crimen, hubo una alta planificación para que todo se haya realizado casi de forma perfecta.
«Del mismo vídeo podemos sacar algunas conclusiones: en primer lugar, que, para llegar a la solvencia, para consumar este hecho se denota una alta planificación, tiene que haber seguimientos, tiene que haber inteligencia; tiene que haber un grupo muy grande que está atrás del grupo que ejecutó, porque necesitan este tipo de crímenes una planificación muy grande».
«Recordemos que también es un lugar donde las víctimas no solían venir, no se sabía cuándo iban a entrar o salir, qué quiere decir, que estaban siendo vigiladas muy bien», señaló el experto.
Cuatro jóvenes, entre ellos Said Lobo Bonilla, hijo del expresidente de Honduras, Porfirio Lobo, fueron acribillados a balazos este jueves a la salida de un edificio comercial en el bulevar Morazán.
El hecho quedó registrado en cámaras de seguridad del establecimiento en donde se muestra el modus operandi de los sicarios, quienes llegaron vestidos con indumentaria similar utilizada por la Fuerza Nacional Antimaras y Pandillas (FNAMP).
En las grabaciones, se muestra que alrededor de las 2:00 de la madrugada, un vehículo tipo pick-up se estaciona a la salida del establecimiento de donde se bajan al menos seis sujetos fuertemente armados.
Posteriormente ingresan a la salida del estacionamiento, bajan a cuatro hombres de dos vehículos y los ponen contra la pared aparentemente para realizar un registro de rutina.
Sin embargo, tras haber transcurrido unos minutos, los hombres armados salen corriendo aparentemente por recibir un ataque desde el interior, resultando herido uno de los hechores que es auxiliado por uno de los acompañantes.
En la escena quedaron los cuerpos de Said Lobo Bonilla, Luis Zelaya -sobrino del exjefe del Estado Mayor Conjunto, Romeo Vásquez-, Salomón Velásquez y de Norlan Enrique Rivera.