Fotografía cedida por la empresa aeroespacial United Launch Alliance (ULA) donde se aprecia el cohete Atlas V mientras despega hoy desde el Complejo de Lanzamiento 41 de la estación espacial de Cabo Cañaveral, Florida. ULA lanzó este viernes desde Florida un cohete con dos satélites de seguridad nacional para la Fuerza Espacial de Estados Unidos, dos naves que se desplegarán en una órbita geosincrónica sobre el ecuador terrestre. EFE.
Estados Unidos anunció este lunes que adjudicó dos contratos por valor de 1.300 millones de dólares para dotarse de 28 satélites para defenderse de las amenazas en el espacio provenientes de misiles sofisticados, como los hipersónicos, de China y Rusia.
El director de la Agencia de Desarrollo Espacial de EE.UU., Derek Tournear, anunció en una rueda de prensa en el Pentágono que esta adjudicación forma parte del primer tramo de un proyecto para dotar al país de un sistema de advertencia y seguimiento de misiles de última generación.
Los contratos han sido adjudicados a las empresas estadounidenses L3Harris Technologies y Nortrop Grumman, que desarrollarán cuatro aviones con 28 satélites, que se espera que sean lanzados en abril de 2025.
Tournear detalló que los satélites, que dispondrán de tecnología de infrarrojo, estarán diseñados específicamente para seguir lanzaderas de misiles y proyectiles hipersónicos, frente a los que hasta ahora EE.UU. no contaba con un sistema de detección.
“Es importante porque como habrán visto en las noticias, nuestros adversarios, principalmente Rusia y China, han desarrollado y probado artefactos voladores hipersónicos”, dijo Tournear, quien explicó que ese tipo de misiles tiene una alta capacidad de maniobrar, a diferencia de los tradicionales.
En ese sentido, afirmó que la situación en el espacio ha cambiado, ya que ha pasado un ambiente “benigno” a otro con innumerables amenazas.
Anteriormente, EE.UU. utilizaba satélites de detección, que eran más caros, tardaban entre 10 y 15 años en ser construidos y tenían una esperanza de vida de 15 o más años, pero ahora el país está centrado en “diseñar una arquitectura espacial más resiliente, basada en la proliferación”, apuntó Tournear.
El objetivo es crear una mecanismo de advertencia y seguimiento de misiles con primer nivel de protección que contará con una constelación de satélites -más asequibles y menos duraderos- que volarán a unos 1.000 kilómetros de altura, y un segundo, con artefactos colocados a unos 20.000 kilómetros de la superficie.
Tournear subrayó el reto que plantean en la actualidad los misiles hipersónicos, difíciles de detectar por su velocidad y con capacidad de maniobrar, por lo que es complicado predecir su trayectoria, algo que no ocurría en el pasado.
Ante este nuevo panorama espacial, el Pentágono decidió dotarse de una nueva generación de satélites, que tienen una esperanza de vida de unos 5 años.
Los nuevos 28 satélites volarán a unos 1.000 kilómetros de la Tierra y tendrá órbitas polares, es decir, que se moverán de norte a sur y viceversa.
Tournear anticipó que tras el lanzamiento de esos 28 artefactos se pondrán en órbita otros 54 en el tramo dos de este programa, y así hasta ir creciendo.
El responsable recordó que estas son capacidades de defensa y que al mismo tiempo el país está desarrollando otras de ataque en el campo de los misiles hipersónicos: EE.UU. llevó a cabo pruebas con este tipo de proyectiles en marzo y en septiembre pasado.
El Gobierno estadounidense está poniendo sus esfuerzos en desarrollar armas hipersónicas después de que Rusia y China llevaran a cabo con éxito pruebas con este tipo de tecnología, muy codiciada porque su velocidad hace que este tipo de armamento sea más difícil de detectar por los sistemas antimisiles. EFE