Tegucigalpa. – El cardenal de Honduras, Óscar Andrés Rodríguez, hizo un llamado este domingo a la población hondureña, durante la celebración de la homilía en la Basílica Menor de Suyapa para que en sus vidas reine el perdón y no la violencia que a diario deja asesinatos de hermanos.
«Solo el que renuncia a la venganza y al rencor desde una actitud abierta de perdón, puede hacerse cada día más humano. Cuánta deshumanización hay en nuestras culturas. ¿Por qué tiene que haber asesinatos casi cada día?, ¿por qué no aprender a respetarnos y amarnos, aunque pensemos de distinta manera?, preguntó el cardenal hondureño durante la eucaristía.
Cuestionó que “no es posible reconocer a Dios y seguir acaparando los bienes egoístamente”, al tiempo que expresó “qué triste que haya tantos Pilatos que quieran esclavizarnos”
De acuerdo con el Sistema Estadístico Policial (Sepol), de enero al 13 de julio de 2022 se registran mil 947 muertes violentas, lo que supone una reducción de 256 homicidios respecto al mismo periodo del año anterior.
La violencia registra una escalada en julio, dejando un promedio de 13 homicidios diarios, según los datos del Sepol.
El también arzobispo de Tegucigalpa, manifestó que «la petición que venga el reino es la verdadera petición del Padre Nuestro, que no reinen en nuestro mundo, ni la violencia, ni el odio destructor», sino que reine el amor y la justicia de Dios, y «que se abran caminos a la paz, al perdón, a la verdadera liberación humana».
Rechazo a la guerra
También pidió que la humanidad pueda compartir con quienes no tienen, para que en ninguna mesa falte el pan de cada día.
Asimismo, rechazó que con una guerra «injusta», en relación con el conflicto de Rusia y Ucrania, existan bloqueos a las exportaciones de alimentos y otros productos de esos países al mundo.
«Qué triste que, con una guerra injusta, se esté quitando el pan de las mesas y luchar para que se pueda exportar el cereal necesario en todo el mundo, esa guerra no es de un país contra otro, es contra todo el mundo, todos estamos sufriendo», lamentó el purpurado.
«¿Por qué tiene que haber guerra?, ¿por qué unos seres humanos tienen que empeñarse en destruir otros seres humanos?», se preguntó el líder espiritual.
