Tegucigalpa – En la homilía de este domingo, el cardenal Óscar Andrés Rodríguez hizo énfasis a que como cristianos estamos llamados a ser “sal de la tierra” porque hay en ella mucha corrupción.
Cuestionó que la tiniebla es la ideología que impone “un orden injusto”, creando en el mundo mentira, confusión y falta de sentido.
“La tiniebla puede llegar a nuestro corazón, estas tinieblas oscurecen la vida y el mundo. En este mundo oscurecido por las tinieblas del mal y del crimen, el Señor Jesús nos invita a ser luz en este mundo. Como cristianos estamos invitados en la vida, en nuestra manera de vivir, en nuestra manera de ser, a ser luz del mundo, a ser luz de buen ejemplo”.
Las palabras del Señor Jesús señalan que “ustedes son la sal de la tierra y luz del mundo” significa que si nos dejamos configurar con Jesús seremos luz en medio de las oscuridades de la vida, y un pequeño granito de sal que le dará sabor y gusto a una sociedad insípida”, explicó el purpurado.
Refirió que es bueno preguntarnos hoy ¿Qué luz de esperanza ha encendido la Virgen de Suyapa en nuestra sociedad hondureña? ¿Qué luz de esperanza podemos infundir a este 2023? ¿Qué luz de esperanza podemos llevar a los desesperanzados que encontramos cada día? ¿Qué zonas oscuras de mi persona necesitan ser alumbradas por la luz de Cristo? ¿Qué corrupción necesita la sal para no perderse? ¿Dejaremos que la luz de Cristo nos ilumine? ¿Haremos que la sal de la tierra que nos ha llamado a ser cada uno de nosotros venzamos la corrupción? Necesitamos redescubrir la belleza y la fuerza liberadora del Evangelio, que puede hacernos saborear todo: la vida, la muerte, la convivencia, la soledad, la alegría, la tristeza, la fatiga, la fiesta”
El prelado además señaló, que “todos sabemos que la anemia es una enfermedad muy peligrosa, porque no tiene síntomas y cuando ya aparecen los síntomas es incurable lo que llaman la ‘anemia perniciosa’ más perniciosa es la anemia espiritual, la anemia de vida interior, aquellas personas que viven pasivamente, sin ningún ideal, sin ninguna meta”.
Acotó que “el cristiano no está llamado a ser pasivo, el cristiano está llamado a vivir la vida, vivir la vida con esperanza, con fe, con amor, vivir la vida sabiendo que estamos llamados a ser luz y sal de la tierra”.