Tegucigalpa – La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Oacnudh) instó este martes a Honduras a evitar el «uso prolongado» del estado de emergencia y favoreció una política de seguridad ciudadana con perspectiva de derechos humanos.
La Oacnudh instó al Estado de Honduras a “evitar el uso prolongado de esta medida” luego de que el Gobierno aprobara la prórroga del estado de emergencia que rige desde el 6 de diciembre de 2022, por 45 días.
Para abordar el fenómeno de la extorsión y delitos conexos, también destacó la necesidad de defender la proporcionalidad y la estricta necesidad de las restricciones constitucionales a los derechos.
La segunda prórroga, que aumentó de 75 a 123 el número de los 298 municipios de la nación centroamericana, fue aprobada en la noche de este lunes por el Consejo de Ministros.
Según las autoridades, las amparos constitucionales estarán suspendidos hasta el 6 de abril en 235 de los 298 municipios de Honduras como resultado de la nueva prórroga.
Para garantizar que estos delitos sean efectivamente investigados y juzgados, la Oacnudh reiteró su llamado a la implementación de una política de seguridad ciudadana con enfoque de derechos humanos. «.
Además, cree que es crucial que el Parlamento hondureño ejerza un «control legislativo» sobre los decretos emitidos por el Poder Ejecutivo en los tiempos constitucionalmente señalados, incluyendo debatir la suspensión de garantías y solicitar información sobre los resultados de estas acciones.
La Oacnudh reafirmó “su solidaridad” con las víctimas de la extorsión y su disposición a ofrecer al Estado de Honduras asistencia técnica para fortalecer sus políticas de seguridad y combatir la delincuencia con perspectiva de derechos humanos.
Muchas micro, pequeñas y medianas empresas que se negaron a pagar el llamado “impuesto de guerra”, o extorsión a los pandilleros para mantener sus puertas abiertas, se han visto obligadas a cerrar o mudarse en las últimas dos décadas. America Central.
Un «modus operandi» basado en el asesinato y la extorsión, con amenazas y persecución añadidas, es utilizado por grupos de jóvenes y adultos en Honduras conocidos como «maras» para controlar algunos barrios.
La Salvatrucha (MS-13) y la M-18 son las dos maras (pandillas) más conocidas.
