Ante las previsiones de sequía en los próximos meses por la influencia del fenómeno de El Niño, Costa Rica declaró “alerta amarilla”. La actual situación en la Amazonía también preocupa a expertos.
Por DW
El fenómeno de El Niño se deja sentir también en Centroamérica. Debido a una sequía en algunas regiones de Costa Rica y un aumento de las temperaturas para los próximos meses, las autoridades del país han declarado «alerta amarilla” (nivel dos de cuatro), en un momento en el que la selva amazónica sufre una dramática sequía, causada, al parecer, por El Niño y el cambio climático.
La «alerta amarilla” conlleva efectuar una mayor coordinación interinstitucional en el suministro de agua, energía, prevención de incendios, agricultura y ganadería, informó el Gobierno costarricense. De junio a noviembre, Costa Rica se encuentra en época de lluvias, pero esta vez se está registrando un déficit hídrico de alrededor de un 50 por ciento en la costa Caribe.
«No se tomaron medidas sabiendo hace mucho tiempo que esto iba a ocurrir. Mientras en el Pacífico está lloviendo, en el Caribe está más seco. Si bien estos fenómenos son más atribuibles a la variabilidad climática, parece que estamos en un momento más grave”, explica a DW el ecologista costarricense Mauricio Álvarez. «Y se va a acelerar el aumento de las temperaturas en el océano Pacífico, que es el principal generador de El Niño”, agrega. Según estudios, habrá una época seca con temperaturas de alrededor de un grado celsius por encima de lo habitual en dicha región centroamericana.
Emergencia medioambiental impacta en distintos sectores
Este fenómeno meteorológico está afectando desde ya a la agricultura, especialmente en el cultivo de piñas y banano, a la ganadería y a toda la actividad turística, teniendo en cuenta que Costa Rica depende en gran parte de este último sector.
Pero mientras esto ocurre en Costa Rica y otros países centroamericanos, la Amazonía viene experimentando una sequía histórica. La actual sequía la sufren la mayoría de ríos de la selva que son afluentes del Amazonas.
«Esto es muy grave porque el Amazonas funciona no solamente como pulmón del planeta, sino como regulador de temperatura. Estos fenómenos crean nuevos escenarios sobre ese escenario grande que ya se tenía, que es el de cambio climático”, señala el ecologista Álvarez.
En ese sentido, no estaríamos solo ante una emergencia medioambiental, sino también ante una posible crisis humanitaria por la seguridad alimentaria. «El cambio climático está trastocando todos los sectores. Y, en efecto, se empieza a ver riesgos para el agua y la comida. También afectará la infraestructura y esto generará más migraciones solo asociadas al cambio climático. De modo que vamos a ver una crisis climática y alimentaria de grandes proporciones”, asegura la climatóloga mexicana Ruth Cerezo.
Más prevención que mitigación
Por ello, según la experta, los gobiernos deberían empezar a escuchar más a la ciencia y empezar a planificar «cómo vamos a adaptarnos a estos cambios y sobre todo cómo vamos a mitigar lo que estamos haciendo para que no empeoren las condiciones”.
«En el caso de México, por ejemplo, para el gobierno no es prioritario el medioambiente y tampoco la prevención. Eso conlleva a que las instituciones dedicadas a prevención, más bien realicen mitigación. Es decir, esperan a reaccionar cuando ya ocurra el desastre”, asegura Cerezo.
Algunos gobiernos latinoamericanos han empezado a tomar medidas como las de Costa Rica, pero también optan por determinar cortes del suministro de agua, haciendo un llamado a hacer uso eficiente y racional de dicho recurso. «En realidad, las campañas de conciencia, de ahorro, son buenas”, cree el ecologista Álvarez.
Sin embargo, a la experta Cerezo este tipo de medidas le parecen un poco injustas porque «pasan la responsabilidad a los usuarios”. «Definitivamente, todos debemos ser conscientes que estamos ante una situación complicada y sí creo que todos deberíamos consumir de manera más inteligente. Pero en realidad los gobiernos son los que deberían estar invirtiendo en prevención”, indica Cerezo. Y reitera: «No debimos llegar a eso. Porque todo esto no es nuevo, se viene advirtiendo hace décadas”.