Tegucigalpa. – El presidente hondureño, Juan Orlando Hernández, llamó este domingo a la comunidad internacional a condenar y poner límites a las maras y las pandillas, como unos de los principales responsables de las violaciones de derechos humanos a nivel mundial, durante su participación en el 14° Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Justicia Penal, que se celebra en la ciudad de Kioto, Japón, del 7 al 12 de marzo.
“Estos grupos subversivos nos han arrebatado miles de vidas, debilitan nuestro tejido social y son una amenaza permanente para toda la humanidad”, recordó el mandatario hondureño durante su intervención vía teleconferencia.
Refirió que, así como los criminales han mutado, “nuestros mecanismos legales, nuestras instituciones, nuestros gobiernos y las organizaciones internacionales deben actualizarse para enfrentar esta nueva realidad que enfrentamos”.
“Para vencer a nuestros enemigos comunes debemos reconocerlos por lo que son. Las maras y pandillas, al igual que Al Qaeda, Isis y otros, ya no son sujetos atípicos del derecho internacional, estos son grupos terroristas que deben ser juzgados y condenados por toda la comunidad internacional”, puntualizó.
A continuación, el mensaje del presidente Hernández en el 14° Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Justicia Penal:
Honorable Ministra de Justicia de Japón, Yoko Kamikawa, Presidente de este Congreso y estimados miembros participantes.
Honduras agradece el liderazgo de Japón, por todo el trabajo que han venido desarrollando para llevar a cabo este evento.
Para nosotros es un honor participar en este evento; vemos cómo se constituye una instancia idónea para reforzar nuestro compromiso por la paz mundial, nuestra seguridad colectiva y para que, de manera unida, enfrentemos a este nuevo mundo criminal que está cambiando de forma continua, reconociendo, como lo señala la Agenda 2030, que los desafíos que enfrentamos son globales.
El informe del secretario general nos evidencia que hoy los grupos de crimen organizado cuentan con armas de guerra, tecnología más avanzada que la de los mismos estados, sistemas internacionales de financiamiento ilícito, equipos sofisticados para el ciberdelito, redes intercontinentales ocultas dedicadas a la extorsión, a la trata de personas y a una enorme variedad de nuevos delitos.
A pesar de los grandes retos que enfrentamos en materia de seguridad, Honduras ha trabajado bajo un esquema que prioriza, tanto dentro de nuestras fronteras y a nivel regional, la promoción de la paz, la justicia y las instituciones sólidas bajo el marco de la Agenda 20/30 y particularmente el Objetivo 16.
Honduras es un caso de estudio a nivel internacional por la reducción de la violencia. En el 2011, tristemente fuimos el país más violento en la faz de la tierra debido a la presencia del crimen organizado en nuestro país, principalmente narcotráfico, maras y pandillas. Sin embargo, hoy Honduras ejemplifica un logro histórico: hemos reducido en casi un 60% la tasa de homicidios.
Asimismo, el tránsito de cocaína que pasaba por Honduras hacia Norteamérica se redujo de un 87% a apenas un 3%; estas cifras son del Departamento de Estado de Estados Unidos. Hemos creado nuevas leyes, instituciones innovadoras y fuerzas especiales para combatir el narcotráfico y el crimen organizado.
Si algo hemos aprendido en estos años es que este trabajo no lo podemos seguir haciendo de forma aislada y mucho menos de tal manera que vaya diluyéndose la confianza entre los socios de los diferentes estados.
Por la constante mutación de estos grupos criminales y la tecnología avanzada que poseen, estos actores no estatales se han convertido en empresas del crimen, organizaciones multinacionales ilícitas dedicadas únicamente a lucrarse con secuelas de terribles actos de brutalidad.
Estas redes transnacionales del crimen buscan suplantar a los estados mediante el uso del miedo. Lo han tratado de hacer en mi país, en Honduras, y sé que en sus países también.
Por el bienestar del mundo entero, nosotros no podemos permitir que esto siga pasando. En Honduras, a pesar de que representó un enorme riesgo, con valentía nos enfrentamos a estos grupos criminales como nunca nadie antes lo hizo.
En el caso de nuestro Gobierno, tomamos decisiones que nadie quiso tomar antes porque de por medio estaba arriesgar la vida, arriesgarlo todo. Desde una reforma constitucional para permitir la extradición de criminales hondureños relacionados con narcotráfico, crimen organizado y terrorismo, pasando por una depuración policial que fue en efecto una limpieza de la institución, despidiendo a casi un 50% de todos sus miembros y a la mayoría de sus generales, porque estaban al servicio del mundo criminal, la mayoría de estos policías.
También creamos un sistema legal para quitarles los recursos logísticos y financieros para que no siguieran haciendo sus fechorías; montamos un sistema de certificación, es decir, de pruebas de confianza para la fuerza de seguridad, para los operadores de justicia en general, y así tomamos otras medidas más.
Ninguna de estas medidas hubiera sido impulsada y aprobada por una persona que estuviera intimidada o relacionada con el mundo del narcotráfico o criminalidad organizada; digo esto, porque a través de este evento, de este mensaje, quiero que ustedes y Naciones Unidas sepan que desde que fui presidente del Congreso Nacional, y durante mis dos periodos sirviendo como presidente de la República, iniciamos y hemos sostenido una lucha frontal contra el mundo del narco, maras y pandillas, crimen en general, todo con el objetivo de recuperar al país del estado grave en que se encontraba, al borde de ser un Estado fallido.
Pero ahora algunos de estos criminales, asesinos confesos que han sido extraditados a Estados Unidos, o que salieron huyendo de Honduras por nuestras políticas, pretenden en las cortes de Estados Unidos usar una llave mágica con el fin de vengarse de quienes iniciamos esta lucha sin precedentes, buscando también reducir sus penas, buscando que les regresen partes de sus bienes, buscando que les protejan a sus familias, y quedarse viviendo en ese país a cambio de ejecutar en las cortes falso testimonio para incriminar a quienes les hemos perseguido.
Hablo en nombre de nuestras fuerzas de defensa y de seguridad y de otros tantos buenos hondureños que lo han arriesgado todo en esta batalla, muchos de ellos su vida, y la de su familia, y lo peligroso de que el uso de esa llave mágica sea efectivo para estos criminales es que debilitan la confianza en las relaciones de cooperación entre diferentes estados para enfrentar esta lucha; quiero que ustedes lo sepan y que el mundo lo sepa, porque está en riesgo la cooperación multilateral contra estos flagelos que atentan contra la humanidad.
Hagámonos una pregunta: ¿qué presidente, qué instituciones estarían dispuestos a arriesgarlo todo en una lucha de esta magnitud, si la simple palabra de un criminal confeso, sin ninguna evidencia, vale más que los hechos contundentes que ahora reflejan el éxito de una lucha de años y en conjunto en contra del flagelo del narcotráfico, de la criminalidad organizada? ¿Quién más se va a atrever a hacerlo de nuevo?
Llegó el momento en que toda la comunidad internacional se debe unir para condenar y poner límites a los actores no estatales, como lo son las maras y pandillas, como unos de los principales responsables de las violaciones de derechos humanos a nivel mundial.
Estos grupos subversivos nos han arrebatado miles de vidas, debilitan nuestro tejido social y son una amenaza permanente para toda la humanidad.
Así como ellos han mutado, nuestros mecanismos legales, nuestras instituciones, nuestros gobiernos y las organizaciones internacionales deben actualizarse para enfrentar esta nueva realidad que enfrentamos. Para vencer a nuestros enemigos comunes debemos reconocerlos por lo que son.
Las maras y pandillas, al igual que Al Qaeda, Isis y otros, ya no son sujetos atípicos del derecho internacional; estos son grupos terroristas que deben ser juzgados y condenados por toda la comunidad internacional.
Distinguidos colegas: Honduras rechaza todo acto de violencia en contra de las mujeres, los niños y los migrantes.
Reiteramos nuestro compromiso de seguir trabajando por un mundo próspero, donde la paz y la justicia siempre prevalezcan.
Por ello hemos implementado una red de servicios integrales que brinda atención especializada a mujeres, emigrantes retornados y menores de edad.
Honduras quiere reafirmar el rol de la Comisión de la Prevención del Delito y Justicia Penal como el principal hacedor de políticas en la materia dentro del Sistema de las Naciones Unidas.
Asimismo, reafirmamos el rol crucial de la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito (UNODC), con quien hemos suscrito recientemente una asociación estratégica y hemos acordado una presencia en el país, en apoyar a los estados en sus acciones para implementar nuestras obligaciones en materia de prevención del delito y justicia penal.
Vamos a seguir cooperando con nuestras naciones hermanas para desarrollar e impulsar acciones conjuntas que nos permitan prevenir, enjuiciar y penalizar a todos aquellos que pongan en riesgo la paz de la humanidad, pero debemos generar más confianza.
En nombre del Gobierno de Honduras, en nombre del pueblo hondureño, les agradecemos a todos. Muchas gracias.