Si bien su nombre genérico es Loxosceles laeta, se la conoce como “araña de rincón” porque suele ubicarse entre piedras, detrás de cuadros, lugares con poca higiene, zócalos, cajones o armarios. También se la llama “araña violinista”, debido a sus marcas dorsales, una línea negra con forma del instrumento de cuerdas.
Por Infobae
Su presencia puede advertirse por su particular tela en forma de embudo que construye en hendiduras. Suelen picar cuando se las ataca y las hembras son más peligrosas. Su color oscila entre el marrón al gris claro, no mide más de 3 centímetros, suele aparecer más en épocas de temperaturas elevadas y en lugares con poca luz. El cuadro que deriva de la toxina de su picadura se denomina loxoscelismo, puede generar desde lesiones en la piel hasta en los órganos por lo que puede resultar mortal, ya que su veneno se torna más peligroso por su poder de penetración en el hígado y en vías biliares.
Tras su ataque, en la zona afectada, aparece una pequeña roncha de color rojizo que puede evolucionar en un tono más intenso y luego violáceo. Al principio, tras la picadura, no suelen presentarse síntomas. Aunque al cabo de transcurridas entre 4 y 8 horas aparece mucho dolor en la zona afectada.
“El envenenamiento por arañas es una urgencia médica de importancia en algunas zonas del país. Según datos del Sistema Nacional de Vigilancia de la Salud, se registran, en promedio, más de 1.200 casos por año. La gran mayoría de estos accidentes son producidos por arañas del género Latrodectus (“viuda negra”), en menor medida del género Loxosceles (“araña de los rincones, araña marrón”) y en un porcentaje mucho menor por arañas del género Phoneutria (“araña del banano”, “armadeira”). Estos tres envenenamientos por arañas son los únicos de importancia sanitaria en nuestro país”, reza la Guía de Prevención, Diagnóstico, Tratamiento y Vigilancia Epidemiológica de los Envenenamientos por Arañas del Ministerio de Salud de la Nación.
Para evitar mayores peligros después de su ataque, es fundamental acudir rápidamente a un centro asistencial de salud. Los especialistas recomiendan realizar análisis clínicos para descartar que su potente veneno ingrese en las vísceras. En el caso de que el arácnido ya haya inoculado, se debe aplicar el antídoto en las doce horas posteriores a la picadura para que resulte efectivo.
La araña de los rincones es nativa de América del Sur. Es muy común en Chile y también vive en Guatemala, Perú, Ecuador, Argentina, Uruguay, y el sur y este de Brasil. En rigor, se introdujo en América del Norte y varios países de América Central, pero no prospera naturalmente en toda esa zona.
En una entrevista con este medio, el doctor Francisco Dadic, médico especialista en medicina interna y toxicólogo del Hospital Durand y director de Toxicología Hoy, dijo que “la araña del rincón está en los lugares oscuros y cerrados y en las paredes generalmente. Por eso, hay que tener cuidado en no meter las manos en ese tipo de lugares donde pueden habitar este tipo de arañas. La mordedura se produce por aplastamiento porque la araña es apretada por la mano o por el cuerpo”.
Según la guía del Ministerio de Salud, “posee hábitos domiciliarios, prefiere lugares secos y oscuros (lucífuga), detrás de muebles, carteleras, zócalos, cuadros, espejos, en cielorrasos de madera y hendiduras de las paredes, interior de roperos, entre prendas de vestir y calzado, en las ropas guardadas, en cámaras subterráneas, en depósitos, etc. Puede ser encontrada fuera de las viviendas pero siempre en lugares protegidos de la luz solar directa”.
Además, presenta 6 ojos de coloración blanquecina u oscura, dispuestos en 3 pares distribuidos en forma de “V”, criterio morfológico más práctico para diferenciarla de otras arañas domésticas que se suelen encontrar en el interior o en la proximidad de la vivienda humana, ya que casi todas estas poseen 4 pares de ojos. Su cefalotórax es bajo, no sobrepasando la altura del abdomen, y su tela es irregular, adherente y algodonosa.
“Tiene hábitos sedentarios, con mayor actividad durante la noche en busca de presas. El temperamento no es agresivo, generalmente no pica excepto cuando es apretada o aprisionada contra el cuerpo, por encontrarse en la vestimenta, ropa de cama, de baño o en el calzado”, aseguran los especialistas.
La picadura de esta araña provoca un intenso dolor, muchas veces descrito como un pinchazo, y luego sensación de quemazón. En algunos casos aparecen signos como fiebre, escalofríos, náuseas, sudoración, dolor de cabeza, abdomen y agitación.
Es que su veneno contiene poderosas enzimas proteolíticas que destruyen todo lo que tenga proteínas, pudiendo ser 15 veces más tóxico que una cobra y 10 veces más potente que la quemadura con ácido sulfúrico. Una premisa básica de la toxicología es que siempre los chicos están más comprometidos, porque la misma cantidad de veneno se distribuye en un cuerpo más pequeño.
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