San Pedro Sula – En medio de un fin de semana marcado por la violencia en Olancho, el arzobispo de San Pedro Sula, monseñor Miguel Lenihan, alzó su voz para hacer un llamado a la paz y la reconciliación. «La violencia es contra la voluntad de Dios», expresó el líder religioso, quien invocó la intercesión de la Inmaculada Concepción, patrona de Olancho, para lograr una «paz verdadera» en la región.
El prelado enfatizó que la violencia solo genera más violencia, y propuso el diálogo como única vía para superar las enemistades. «La venganza no soluciona nada, lo que soluciona es el diálogo, sentarnos y dialogar y ver cómo terminar enemistades», manifestó Lenihan, destacando la importancia de buscar soluciones pacíficas a los conflictos.
En su mensaje, el arzobispo extendió una invitación a la oración colectiva, incluyendo al obispo Marcio Bonel y los sacerdotes de Olancho, quienes también trabajan por la pacificación de la región. Su llamado refleja la preocupación de la Iglesia por encontrar caminos que conduzcan a la paz en una zona marcada por la violencia.
Además de abordar la situación en Olancho, monseñor Lenihan expresó su preocupación por los hondureños deportados desde Estados Unidos. El religioso manifestó su esperanza de que, tras esta etapa de deportaciones, las autoridades estadounidenses puedan reconsiderar su postura, reconociendo las contribuciones de los migrantes a su sociedad.
«Es una situación muy difícil, hay bastante tensión», concluyó el arzobispo, resumiendo así la compleja realidad que enfrenta Honduras tanto en materia de seguridad como en el ámbito migratorio.