Puerto Príncipe. – Un grupo de hombres armados asesinó este miércoles al presidente haitiano Jovenel Moïse e hirió a su esposa durante un ataque a su casa a primeras horas del miércoles, y la Policía informó por la noche que cuatro sospechosos murieron baleados y que otros dos habían sido detenidos, generando más caos en un país ya azotado por la violencia de pandillas.
Tres policías que habían sido tomados como rehenes por los presuntos hombres armados fueron liberados el miércoles por la noche, informó León Charles, jefe de la Policía Nacional de Haití.
El primer ministro interino Claude Joseph había dicho durante la jornada que la policía y el ejército tenían el control de la seguridad en Haití, el país más pobre de las Américas y cuyo historial de dictaduras y agitación política han obstaculizado desde hace mucho tiempo la consolidación de un régimen democrático.
En entrevista con The Associated Press, Joseph se pronunció por una investigación internacional sobre el asesinato, dijo que deben efectuarse las elecciones programadas para este año y se comprometió a trabajar por igual con los aliados y oponentes de Moïse.
“Necesitamos que todos y cada uno contribuyan a que el país avance”, manifestó Joseph. En palabras dirigidas a los enemigos del presidente, Joseph lo describió como “un hombre de valor” que se opuso a “algunos oligarcas del país, y creemos que esos aspectos no carecen de consecuencias”.
A pesar de las garantías de Joseph de que prevalecerá el orden, había confusión en torno a quién asumiría el mando, y la preocupación era generalizada entre los haitianos. Las autoridades declararon un “estado de sitio” en el país y cerraron el aeropuerto internacional.
Las habitualmente bulliciosas calles de la capital, Puerto Príncipe, estaban vacías y tranquilas el miércoles. A la distancia se escuchaban disparos esporádicos, el transporte público era escaso, y algunas personas buscaban tiendas abiertas para adquirir alimentos y agua.
Bocchit Edmond, embajador de Haití en Estados Unidos, dijo que el ataque contra Moïse, de 53 años, “fue perpetrado por mercenarios extranjeros y asesinos profesionales, estuvo bien orquestado”, y que se hicieron pasar como agentes de la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA por sus siglas en inglés). La DEA tiene una oficina en la capital haitiana que colabora con el gobierno en programas antinarcóticos, según la embajada estadounidense.
Joseph dijo que los atacantes hablaban español o inglés, pero no dio más detalles.
La esposa de Moïse, Martine, se encontraba en condición estable pero crítica y se hacían preparativos para trasladarla a un hospital de Miami, dijo Edmond en Washington.
Haití ha solicitado al gobierno estadounidense asistencia en la investigación, dijo.
La isla caribeña parecía enfilarse a una nueva etapa de volatilidad antes de las elecciones previstas para este año. Moïse gobernó por decreto durante más de un año después de que el país no pudo celebrar elecciones, y en los últimos meses, la oposición exigía su renuncia porque en su opinión el gobernante se dirigía hacia otro periodo de autoritarismo.
La frágil situación política de Haití ha quedado de manifiesto con el hecho de que Joseph, que se supone sería únicamente primer ministro temporal, ahora se encuentra a cargo del país. Joseph era considerado protegido de Moïse.
Sin embargo, Haití parece tener pocas opciones más. El magistrado presidente de la Corte Suprema, quien podría haber contribuido a brindar estabilidad durante una crisis, falleció hace poco de Covid-19.
Los principales partidos políticos de oposición se manifestaron muy consternados por el asesinato.
“En esta dolorosa circunstancia, las fuerzas políticas de la oposición condenan con el máximo rigor este crimen atroz incompatible con los principios democráticos”, dijeron los partidos en un comunicado.
Los partidos expresaron confianza en que la Policía Nacional adopte todas las medidas necesarias para proteger las vidas y la propiedad, y exhortaron a los haitianos a mantenerse “en extremo vigilantes”.
Joseph seguramente tomará las riendas de Haití por el momento, aunque eso podría cambiar en una nación donde las disposiciones constitucionales han sido observadas en forma irregular, dijo Alex Dupuy, sociólogo nacido en Haití que da clases en la Universidad Wesleyan en Estados Unidos.
El mejor escenario sería que el primer ministro interino y los partidos de oposición se unan y concreten la realización de los comicios, señaló Dupuy.
“Pero en Haití nada puede darse por seguro. Depende de cómo se desarrolle el actual equilibrio de fuerzas”, apuntó el académico, que describió la situación como peligrosa y volátil. La fuerza policial de Haití ya enfrenta un reciente incremento de la violencia en Puerto Príncipe que ha derivado en el desplazamiento de más de 14 mil 700 personas, agregó.
El expresidente Michel Martelly, predecesor inmediato de Moïse, calificó el asesinato como un “duro golpe para nuestro país y para la democracia haitiana”.