Tegucigalpa. – El analista político y excandidato presidencial, Olban Valladares, condenó este sábado, que aún en tiempos de emergencia, como el que se vive actualmente en el país, por la pandemia del coronavirus, que ha dejado casi medio centenar de muertos y cercar de 500 contagiados, los corruptos siguen cabalgando en el “potro del cinismo” poniendo en riesgo, aún más, la salud del pueblo hondureño.
Apuntó que la historia nos ha enseñado que, en las situaciones de grandes crisis, calamidades, estados de emergencia, es donde más aprovechan los corruptos, particularmente en la compra de insumos.
Refirió que “la sobrevaloración no es nueva, nos ocurrió con el Seguro Social y probablemente, siga ocurriendo en el transcurso de los años hasta que, en Honduras, se pueda instaurar una cultura de respeto a los bienes y recursos del pueblo hondureño, que el gobierno está encargado de manejarlos de la mejor manera”.
Recordó que, en la guerra de 1969, con El Salvador, se tuvo denuncias muy fuertes que llenaban de espanto al a población, como la compra de aviones que venían solo los “cascarones” para la Fuerza Aérea y que al final quedaron ahí para museo.
También se denunció que había batallones sin hombres, con nombres que solo existían en las planillas y otra cantidad de denuncias, pero todo pasó sin que pasara nada.
Lo mismo ocurrió con la tragedia del huracán Mitch en 1998, donde abundaban los recursos por la ayuda internacional, pero que, a las autoridades gubernamentales, al más alto nivel, se les hizo difícil controlar a toda su gente.
Aseveró que en esa ocasión, ahí surgieron muchas personas con caudales extraños porque antes del fenómeno natural no tenían recursos y, sin embargo, resultaron después con que no volvieron a trabajar.
Ante esos escenarios, Valladares recomendó a las instituciones fiscalizadoras del Estado, encargadas de velar y controlar el buen uso de estos recursos, ser muy minuciosas y “pescar” con arpón para identificar a los verdaderos culpables.
Reiteró que es inaceptable lo que está ocurriendo y no es humano ni tampoco es moral que, en una circunstancia como la que vive el país, en la que está en riesgo la vida de millones de personas, alguien se pueda estar aprovechando de los recursos que pueden significar la vida o la muerte de una persona.