La gobernadora del Banco Central del Rusia (BCR), Elvira Nabiulina, admitió este viernes (21.03.2025) que la economía del país se encuentra en una «zona de elevada incertidumbre». Las declaraciones las dio tras una reunión del Consejo de Directores, donde se decidió mantener el 21 por ciento el tipo de interés, misma cifra que se repite desde octubre del año pasado.
Por DW
«Nos hallamos en una zona de elevada incertidumbre, que está vinculada, entre otras cosas, a las condiciones externas», dijo Nabiulina. La gobernadora del BCR señaló que una disminución del tipo de interés solo se puede esperar después de que la inflación, actualmente entre 9 y 10 por ciento, empiece a reducirse a un ritmo tal que permita situar este indicador el próximo año en el 4 por ciento.
Sin embargo, Nabiulina reconoció que «si los riesgos inflacionarios que estamos viendo se materializan, podríamos necesitar incrementar las tasas”.
A diferencia de las autoridades del régimen, Nabiulina se mostró cauta sobre la posibilidad, ampliamente comentada en los medios del país tras los recientes contactos ruso-estadounidenses, del regreso al país de las empresas extranjeras que abandonaron Rusia tras el comienzo de la invasión a Ucrania, que comenzó hace tres años por órdenes de Vladimir Putin.
«En cuanto al interés de los no residentes en los activos rusos, actualmente no disponemos de datos fiables en los que podamos basarnos y que muestren la manifestación de este interés», dijo. «Es prematuro para especular”, agregó. Al mismo tiempo, destacó que hay razones objetivas que hacen atractivo el mercado ruso, entre los que mencionó la diferencia de rentabilidad al invertir en activos rusos y en el extranjero.
A la vez, Nabiulina indicó que hay signos de un enfriamiento de la economía rusa. «Las señales de una desaceleración moderada de la demanda interna y una relajación gradual de las tensiones en el mercado laboral sugieren que es más probable que la economía siga una trayectoria de aterrizaje suave, sin fluctuaciones bruscas», dijo.
Los precios han subido rápidamente en toda Rusia, impulsados por el gasto masivo que realiza Moscú en la guerra de Putin en Ucrania y por una importante falta de mano de obra.
