Miembros de la oposición de Serbia, afines a las manifestaciones anticorrupción que sacuden el país desde hace meses, perturbaron la sesión parlamentaria del martes con bengalas y granadas de humo.
Poco después de que fuese adoptado el orden del día, diputados de la oposición encendieron bengalas de colores y lanzaron granadas de humo de color rosa y negro, según imágenes retransmitidas en directo por el Parlamento.
Según la presidenta de la Asamblea, Ana Brnabic, y el ministro del Interior, Ivica Dacic, también se dispararon gases lacrimógenos.
Una diputada fue hospitalizada en cuidados intensivos por haber sufrido un ictus, indicó el ministro de Salud, Zlatibor Loncar.
Serbia lleva meses sacudida por manifestaciones anticorrupción, lideradas por estudiantes, tras el derrumbe de una marquesina de la estación de tren de Novi Sad, en el norte del país, el 1 de noviembre. La tragedia dejó 15 muertos.
El derrumbe tuvo lugar meses después de que la estación hubiese sido renovada y reavivó una ira latente desde hacía tiempo entre parte de la población serbia. Desde entonces, los manifestantes han protestado con regularidad contra la corrupción y la supuesta falta de control en los proyectos de obras del gobierno.
El movimiento de protesta provocó la dimisión de varios altos funcionarios, incluido el primer ministro, Milos Vucevic, a finales de enero y redobló la presión sobre el presidente Aleksandar Vucic.
La sesión de este martes era la primera desde la dimisión de Vucevic y los diputados iban a formalizar su renuncia. También se iba a debatir un nuevo proyecto de ley de educación superior que reduciría drásticamente las tasas de matrícula de los estudiantes universitarios, una de las principales reivindicaciones de los manifestantes.
Horas después de los primeros incidentes, un diputado de la oposición activó un extintor de incendios contra otros legisladores.
Algunos parlamentarios ondearon banderas serbias y pancartas que rezaban: “Sus manos están ensangrentadas” y “¡Respondan a las demandas de los estudiantes!”
Por la noche, en televisión, el presidente Vucic denunció unos “actos de hooliganismo” y se refirió a “un día difícil para Serbia”.
El Ministro del Interior, Ivica Dacic, añadió posteriormente que los legisladores que participaran en actos violentos no estarían protegidos por la inmunidad legal. “Cualquiera que haya participado en el incidente (…) deberá responder de sus actos conforme a la ley. Nunca toleraremos la violencia”, declaró Dacic.
Para intentar apaciguar las protestas, el gobierno publicó multitud de documentos sobre la renovación de la estación y el presidente indultó a manifestantes detenidos.