Washington. – La Casa Blanca confirmó este martes que el presidente Donald Trump nombrará para el Tribunal Supremo a un magistrado «originalista», una doctrina jurídica que aboga por la interpretación textual de la Constitución, tal y como lo habrían hecho sus autores en el XVIII y sin tener en cuenta los cambios sociales acaecidos desde entonces.
“Su nominado va a ser alguien con un expediente sólido, alguien cuyas cualidades incluyan ser un ‘textualista’, un ‘originalista’, alguien que creemos que movilizará a los republicanos (…). Alguien que creemos que unificará a los republicanos”, declaró la portavoz de la Casa Blanca, Kayleigh McEnany, en rueda de prensa.
La vocera agregó que Trump «quiere» un juez que «proteja» los derechos fundamentales y las libertades esenciales, «que vea la Constitución tal y como está escrita y que no intente interpretar caprichosamente ese documento».
“Estamos a sólo un voto de que nos despojen de nuestra libertad religiosa, de que nos despojen de nuestro derecho a la expresión, de que nos despojen de nuestra segunda enmienda. Sólo un voto», comentó McEnany en referencia a la composición de la Corte Suprema hasta la muerte, el pasado viernes, de la magistrada progresista Ruth Bader Ginsburg, con cinco jueces conservadores y cuatro liberales
Llegó al Tribunal Supremo durante la presidencia de Bill Clinton, en 1993. Desde entonces fue una voz liberal en la Corte Suprema, muy cercana a las causas feministas. A los 87 años, un cáncer metastásico de páncreas, puso fin a su carrera. Será sepultada en el Cementerio Nacional de Arlington.
La muerte de Ginsburg a menos de 50 días para las elecciones de noviembre ha generado una gran preocupación entre el electorado demócrata, que teme que el nombramiento de un nuevo juez conservador -especialmente, un «originalista»- podría posibilitar un retroceso en los derechos relativos al aborto, las minorías o la comunidad LGBT.
Esta circunstancia, unida al hecho de que hace cuatro años los republicanos bloquearon el nombramiento de un juez del Supremo alegando que era año electoral, ha llevado a la oposición a sopesar opciones para retrasar o impedir el nombramiento, según reportan medios locales.
McEnany defendió la controvertida decisión del presidente de llenar la vacante, reiterando que se trata de un «deber constitucional» y aseguró que lo que Trump quiere es que se produzca «un proceso de confirmación justo».
“El presidente ya ha nombrado a dos sólidos magistrados conservadores en la Corte Suprema. Jueces que interpretan la Constitución tal y como está escrita. Y ahora nominará a un tercero», puntualizó la portavoz.