Tegucigalpa– En un pronunciamiento que marca un giro en las relaciones bilaterales, la mandataria hondureña envió este 1 de enero un mensaje directo a la próxima administración estadounidense, condicionando la continuidad de la cooperación militar a un trato justo hacia los migrantes hondureños.
Castro enfatizó la importancia de mantener un diálogo constructivo y amistoso con el presidente electo Donald Trump, pero advirtió sobre posibles consecuencias en caso de políticas migratorias hostiles.
La advertencia adquiere especial relevancia considerando la presencia militar estadounidense en territorio hondureño, específicamente en la Base Aérea Soto Cano, donde opera la Fuerza de Tarea Conjunta Bravo.
Esta instalación, establecida en Palmerola, Comayagua, desde 1982, alberga a más de 500 efectivos militares estadounidenses y 500 civiles de ambas nacionalidades, operando sin costo alguno para Estados Unidos.
La declaración presidencial pone en perspectiva la significativa contribución económica de la diáspora hondureña, que hasta el 26 de diciembre de 2024 había enviado 9,627.9 millones de dólares en remesas, subrayando el impacto positivo de los migrantes en ambas economías.
Esta realidad contrasta con la posibilidad de medidas restrictivas por parte de la futura administración estadounidense.
La Base Aérea Soto Cano, que opera bajo el Comando Sur de los Estados Unidos, mantiene capacidades operativas para todo tipo de clima y puede recibir aeronaves C-5, representando un punto estratégico en la región que podría verse afectado por este nuevo escenario diplomático.