El conjunto italiano derrota a la potencia alemana en Roma. Además, el PSG vence a la Real Sociedad en París.
Por Infobae
A pesar del brillo que radiaba de las estrellas internacionales como los casos de Kylian Mbappé, Ousmane Dembélé, Marquinhos, Achraf Hakimi o Gianluigi Donnarumma, el que salió a presionar en el Parque de los Príncipes fue la Real Sociedad, el modesto equipo vasco que llegó a los octavos de final de la Champions League gracias a su actitud agresiva contra las potencias del mundo.
Un remate de André Silva que se fue a centímetros del poste del arquero italiano, la velocidad de Takefusa Kubo y las recuperaciones en campo del PSG de Mikel Merino fueron los primeros argumentos del elenco español para ponerse en ventaja de forma prematura, aunque en la primera escapada de Mbappé debió intervenir con autoridad Alejandro Remiro para evitar la conquista francesa. El espectáculo estaba garantizado en la Ciudad de la Luz.
Si bien ambos equipos tuvieron ocasiones para ponerse en ventaja en la primera etapa, la más clara fue la que protagonizó Mikel Merino, quien sorprendió a propios y extraños con un violento remate de media distancia que se estrelló contra el travesaño. El sonido metálico paralizó a los hombres de Luis Enrique, quienes desearon la llegada del descanso para barajar y dar de nuevo en el complemento.
En la reanudación del pleito el elenco galo logró quebrar a la resistencia española a través de un balón detenido. El centro de Ousmane Dembélé encontró la cabeza de Marquinhos, quien abasteció a Kylian Mbappé para que la gran figura de la jornada improvise una patada ascendente que dejó sin posibilidades a Alejandro Remiro. Un tanto que despertó a un público que se mostraba cada vez más impaciente.
La tranquilidad se afianzó de forma definitiva cuando Bradley Barcola se escapó por la banda izquierda, se sacó de encima a Hamari Traoré y resolvió con un disparo rasante que se durmió en la red. Con el 2 a 0, los parisinos se mostraban con mayor confianza de cara a la revancha que se desarrollará en San Sebastián.
El público efervescente que colmó el mítico estadio Olímpico de Roma no logró intimidar al Bayern Múnich, la potencia alemana que se presentó en la capital italiana para exponer su jerarquía frente a la Lazio y confirmar su mote de candidato al título en el certamen más codiciado de Europa. Las intervenciones de Leroy Sané, Jamal Musiala, Thomas Müller y Harry Kane llevaron el duelo a la zona defendida por Ivan Provedel, quien debió recurrir a sus reflejos para mantener la igualdad en los primeros movimientos.
Durante toda la primera etapa se observó la misma tendencia: el combinado de Thomas Tuchel atacando constantemente y los de Maurizio Sarri resistiendo a base del sacrificio y la entrega. Incluso cuando el dueño de casa intentó lastimar con algún contragolpe, Ciro Immobile quedaba muy desconectado del resto de sus compañeros y las acciones se diluían sin demasiadas exigencias para Manuel Neuer.
En el complemento, el duelo continuó bajo la misma sintonía hasta que el máximo referente de la ofensiva local se las ingenió para lastimar a la última línea alemana. A pura gambeta y perseverancia, Ciro Immobile peleó en el área adversa hasta que la pelota le quedó al danés Gustav Isaksen, quien recibió una dura infracción de Dayot Upamecano y el árbitro François Letexier no dudó en sancionar la pena máxima y expulsar al central francés. Desde los doce pasos, el ídolo italiano tocó hacia un palo y Manuel Neuer fue para el otro: 1 a 0.
