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China opaca el atractivo de los mercados emergentes

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Los expertos creen que los activos de países en desarrollo esconden el suficiente potencial de revalorización como para que los inversores los tengan en su radar.

Por El País

En 2023, el índice mundial MSCI Emerging Markets subió un 9,83%, pero si se excluyen las Bolsas chinas, la ganancia fue del 20%, en línea con la obtenida en las plazas de las economías más desarrolladas. El gigante asiático es actualmente el gran lastre de los emergentes, lo que le ha llevado a ceder su cuarto peso mundial por capitalización a la pujante India.

Ignacio Dolz de Espejo, director de soluciones de inversión en Mutuactivos, destaca que el principal motivo del mal comportamiento de la Bolsa china ha sido la desaceleración de su crecimiento, “motivada por un menor ritmo de aumento de la población y por una crisis en el sector inmobiliario”. Para este experto, las expectativas de crecimiento de China a largo plazo son convincentes; sus valoraciones en Bolsa, muy bajas, lo que aumenta su atractivo, y todo dependerá del éxito de las medidas de estímulo que planea el Gobierno. Brad Freer, gestor de Capital Group, cree que tampoco conviene ignorar lo que ocurre en este país. “Las masivas órdenes de venta [de acciones] han creado oportunidades de inversión en compañías innovadoras que cuentan con una cuota de mercado dominante en su país de origen, generan fuertes flujos de efectivo y cotizan con valoraciones atractivas”, explica.

Mientras China no termina de recuperar la confianza de los inversores, los analistas se muestran optimistas con la evolución de los emergentes en 2024. Vladimir Oleinikov, analista de Generali AM, apunta a que estos mercados cotizan con un descuento histórico del 7%, mientras que EE UU y la UE tienen una prima del 36% y el 3%, respectivamente. “Parecen aún más atractivos según la medida Shiller [una valoración a largo plazo basada en los beneficios a 10 años ajustados al ciclo], con un descuento de alrededor del 49% frente a los índices occidentales”, indica. Estos descuentos, además, se producen en países que, durante los últimos años, han experimentado mejoras económicas y financieras notables.

El mercado de divisas ha reflejado esta mayor confianza. El peso colombiano subió un 26% frente al dólar y el mexicano lo hizo un 15% el pasado año. El real brasileño se revalorizó casi el 9% y el dírham marroquí el 5,72%, mientras las monedas de Hungría y Polonia también ganaron posiciones frente al dólar del 11% y del 7%, respectivamente. La rupia india solo bajó el 0,57% frente al billete verde, el renminbi chino cayó el 2,84%, mientras que el peso argentino (-78%) y la lira turca (-36,6%) se llevaron los primeros puestos en depreciación.

Sin duda, los mercados emergentes ofrecen, en general, mayores riesgos muchas veces ligados a la evolución de las materias primas, la marcha de los tipos de interés en Estados Unidos o Europa con los que compiten y al crecimiento tanto de países de su entorno como de los más desarrollados. Pero actualmente, el crecimiento de sus infraestructuras se está acelerando, los balances de las cuentas públicas son más sólidos y los cambios en las cadenas de suministro están impulsando las economías regionales. Brad Freer expone algunos ejemplos: “En India, la construcción de nuevas carreteras, promociones inmobiliarias y parques industriales ha hecho que algunas zonas del país resulten casi irreconocibles con respecto a hace unos años. Indonesia está atrayendo inversión extranjera destinada a la creación de la cadena de suministro de vehículos eléctricos, y México se está convirtiendo en un centro mundial de relocalización manufacturera”, explica.

Alejandro Arévalo y Reza Karim, gestores en Jupiter AM, resumen los factores a favor de estas economías: “Destacaríamos el mayor diferencial de crecimiento con los mercados desarrollados, la caída de la inflación, la independencia de los bancos centrales y el fuerte crecimiento del consumo interno”.

Por su parte, Gillian Edgeworth, estratega en Wellington Management, hace hincapié en la mayor solidez de estas economías. “La crisis de la covid-19 generó la mayor caída del PIB mundial en décadas, a lo que siguió el ciclo de subidas más rápido en años de la Reserva Federal estadounidense y del BCE. Los mercados emergentes han demostrado ser resistentes frente a estas adversidades”, destaca. Y esta resistencia obedece a una política monetaria ligada a la inflación y a una mayor flexibilidad de sus monedas. También han desarrollado mercados propios para financiarse con menor dependencia del capital extranjero. Estos países comenzarán a bajar los tipos de interés antes que la Fed o el BCE. Brasil ya ha iniciado esta política expansiva, mientras México todavía no ha comenzado a reducirlos. “Los temores de recesión en Estados Unidos podrían ayudar a estas rebajas del precio del dinero incluso a mayor ritmo”, explica Michael Bourke, director de renta variable emergente de M&G.

Para Xavier Hovasse, responsable de renta variable emergente de Carmignac, la buena evolución de los mercados latinoamericanos continuará durante este año. Destaca a Brasil y México en sus preferencias. Considera que México se ha erigido en el gran vencedor de las tensiones geopolíticas entre Estados Unidos y China. “En los próximos cinco años México podría registrar un aumento de 155.000 millones de dólares en sus exportaciones a EE UU, es decir, más del 10% del PIB del país”, aprecia. En cuanto a Brasil, espera que este año se mantenga el superávit comercial récord de 90.000 millones de dólares de 2023. “Es probable que estos vientos de cola económicos en los sectores agrícola y petrolero impulsen una fuerte expansión del comercio en Brasil y contagien la renta variable brasileña, que actualmente cotiza con un gran descuento”, concluye.

Los tipos de interés de los bonos a 10 años de los países emergentes provocan, en general, envidia respecto al 3,2% que ofrecen los españoles a ese plazo. En Colombia están al 9,5%, en México al 9,6%, en Brasil al 10,7%, en Indonesia al 6,7% y en Turquía al 29,4%. Sin duda, haber comprado estos bonos en Brasil, México o Colombia fue un gran negocio el año pasado. A su elevada rentabilidad habría que sumar la fortaleza de su moneda respecto al dólar y también la revalorización del propio bono cuyo precio subió al bajar los tipos de interés. Los analistas también se muestran favorables para este año si, finalmente, empiezan las bajadas de tipos en Estados Unidos y Europa. BlackRock recomienda “la deuda en divisa fuerte de los mercados emergentes por su relativo atractivo y calidad”. Álvaro Antón, responsable de abrdn, indica que “muchos países emergentes serán de los primeros en bajar los tipos de interés, después de haber sido de los primeros en subirlos. Esto debería apoyar la deuda en moneda local”.

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